Quiénes somos | Cipriano Miraflores
Tejaltitlan, Oax. 14 de agosto 2010 (Quadratín).- Desde las entrañas de la madre tierra, cientos de manos indígenas extraen toneladas de tierra, que preparan hasta quedar finamente manejables, con ella elaboran finas artesanías de barro rojo, que en cada jornada florece en todo su esplendor, que representan además de la esencia de los artesanas de los pueblos de la comarca, su identidad, cultura e idiosincrasia.
Ismael Ríos Zedillo, de 80 años, narra que desde que tuvo uso de razón, comenzó a trabajar la tierra, a trabajar el barro, elaborando platones, jarros, cántaros, ollas, comales, cazuelas, además de tabiques, petatillos, ladrillos, tejas, así como figuras como pecho de paloma, media vara, media luna, pajes, pilares, entre otros, que hoy en día es un medio de sustento, más que oficio, más que arte, aunque se aprende cada día.
Las piezas tienen mejores acabados, aplican técnicas mejoradas, aprendidas del quehacer cotidiano, la experiencia y las savias manos de los artesanos de Tejaltitlán, inspirados en el espíritu de los ancestros, del señor de las montañas, del siempre noble guerrero mixteco, ocho venado garra de jaguar.
Tejaltitlán es un pequeño barrio de San Jerónimo Silacayoapilla, en donde se producen bellas artesanías de barro, hechos con pasión y tesón de los nativos; Jerónimo Felipe Martínez Martínez, de 63 años de edad, aseguró que este es un trabajo rudo y pesado, pero de mucha satisfacción y orgullo, puesto que se enjugan en ello, la técnica y los conocimientos empíricos de los artesanos: los mayores aplican su vasta experiencia, llegan, observan, calan hondo, y luego instruyen a la generación de este tiempo, respecto a la forma de realizar el trabajo, que todo es a mano, aunque se utilicen moldes, con las manos se rellenan, los dedos son la herramienta esencial en la elaboración de artesanías, el barro es ahora la identidad de los artesanos, porque somos los hombres de barro y carne, afirmó.
Bajo los candentes rayos solares, Bartolomé Ríos Martínez, joven artesano de 30 años de edad, con paciencia y esmero construye tabiques, tejas y petatillos, con las manos metidas en el lodo o barro rojo, y el pantalón y la playera manchados de tierra, el artesano, sin importar las inclemencias del tiempo, con un silbido bajo, va colocando el molde de madera al piso de tierra, luego deja caer un puño de barro, enseguida lo extiende con las palmas de la mano, aprieta con los puños el barro en cada rincón del molde, una vez que está totalmente lleno y presionado, levanta la madera, y van quedando en el suelo partes de las obras de arte.
Los artesanos mixtecos lamentaron que en este tiempo de tecnologías, la juventud se rehúsa a aprender el oficio del barro, porque se les hace pesado, tosco y sucio, a pesar que los ha puesto al margen de la emigración, tanto hacia el extranjero como en las grandes urbes del interior del país.
Sin embargo, aún hay muchos hombres que han hecho del barro su medio de sobrevivencia, porque además de ser un digno oficio artesanal, es el medio más idóneo de sostenimiento familiar, muestra de ello, es que en Tejaltitlán, hay más de 20 talleres de tabiques y tejas, además de los existentes en domicilio particulares, donde las amas de casa, elaboran platos finos, molcajetes, ollas, comales, entre otros.
Reconocieron el abandono gubernamental de que los artesanos de barro han sido objeto, solo promesas incumplidas de quienes ahora ostentan cargos de elección popular, desde municipales, hasta el más alto cargo de Gobernador o Presidente de México, ninguno ha cumplido con los hombres de arte de barro, tanto apoyos, como créditos nunca han aterrizado para los rurales, como tampoco ha habido asesorías y nuevas técnicas de elaboración artesanal, todo es por esfuerzo propio, aseguraron.
Los hombres de barro siguen con sus carencias, necesidades y demandas de apoyos crediticios, además de ampliar el mercado, porque manos de obra y calidad en el arte existen y en abundantes, hace falta que las instancias gubernamentales, actúen con, hechos y no de palabra, a los rurales les persiste el interés, calidad y profesionalismo en cada, compromiso, requieren de se les incentive para ser mejores en el arte del barro, concluyeron.