Arte Zero, galería digital del arte emergente en México
Oaxaca, Oax. 18 de agosto 2012 (Quadratín).- ¿Qué pasaría si un día los contribuyentes mexicanos decidieran no pagar más impuestos y dijeran No pago, no pagas, el SAT a la chingada? Se preguntan los nuevos editores de Desobediencia civil, escrito en 1848 por el poeta y filósofo norteamericano Henry David Tohereau, luego de haber sido arrestado por negarse a pagar impuestos en protesta por la guerra de anexión de los Estados Unidos contra México.
Lo más probable es que no pase nada. En México el sistema está diseñado para que esto no suceda porque impuestos como el IVA, por ejemplo, ya está incluido en los productos que adquirimos cotidianamente, sostuvo Vivian Abenshushan, responsable de Ediciones Tumbona, sello dedicado en los últimos siete años a recuperar manifiestos y manuales de acción colectiva explosivos, que pretenden encender en esta época de hastío electoral y movilización de la sociedad, la mecha bajo el sofá de los apáticos.
Por su parte, el escritor Luigi Amara, ataviado de una barba similar a la del autor de Desobediencia civil, destacó que el pensamiento rebelde de Thoreau contra el poder establecido de los gobiernos injustos, influenció a grandes líderes sociales como Mahatma Gandhi y Martin Luther King. Sin embargo, dijo, desobedecer las leyes como medida de protesta social funciona en estados realmente democráticos, mientras que donde no lo son, sus efectos combativos se anulan.
A su vez, el crítico de arte Fernando Gálvez de Aguinaga, también barbado como Thoreau, y portando un sombrero del pueblo huichol, fue a más al argumentar que la desobediencia civil tiene la mayor vigencia en este siglo XXI ante la catástrofe ecológica, económica y política en que se encuentra buena parte del mundo, sin exceptuar a México.
En la actualidad ya no existen derechos humanos, sólo existen los derechos de los banqueros y de las corporaciones. Los banqueros que luego se convierten paladines de bondad y ayudan a hospitales, a comunidades pobres. Como dejan a la mayoría sin nada los banqueros dan un poquito a todos. Así es como luego decimos ¡Gracias Harp Helú; será en todo caso gracias al City Bank!, comentó Fernando Gálvez.
Los banqueros, agregó son los administradores de crisis. Resulta curioso que en vez de que los gobiernos salvaguarden los derechos de los pobres, protegen los derechos de las corporaciones. En una crisis económica el gobierno rescata a los bancos en vez de rescatar al pueblo que lo eligió, expuso.
En la librería La Jícara, donde se efectuó la presentación del libro de Thoreau este viernes, la editora Vivian Abenshushan exhortó a los asistentes a encontrar, con imaginación, propuestas de desobediencia civil que contribuyan a fortalecer el activismo de la sociedad mexicana contra las arbitrariedades de los poderes establecidos y fácticos.