
Almuzara Libros México, presente en la FIL de Palacio de Minería
Jenny Sánchez / Quadratín
Oaxaca, Oax. enero de 2009 (Quadratín).- Con muestras de cansancio físico por el peso de los años de la vida, pero con una luminosidad centellante, unas manos cálidas que toman las ajenas con un alto sentido de la fraternidad, la maestra Arcelia Yañiz, se muestra como lo que es: Una mujer. En este mes de enero recibió en el Congreso local, el premio al periodismo cultural Andrés Henestrosa, uno de tantos reconocimientos que ha recibido, así como al mérito ciudadano hace unos meses en el Museo de Palacio.
Ahora volvemos a platicar con ella, y es que cada que nos sentamos con la maestra a charlar aprendemos cosas nuevas con sus tantas anécdotas.
Para mis años, recibir un premio es una estímulo muy grande y puedo decir que es una ayuda para seguir viviendo y seguir sobre todo trabajando, dice la maestra.
Está mujer es incansable. Está pegada a su modesto escritorio de la Red Estatal de Bibliotecas pensando, creando, ideando cómo hacer cosas nuevas, para que más oaxaqueños, se acerquen a la lectura. Y lo hace con una verdadera entrega, porque toda la vida se ha declarado en guerra contra los simuladores, los arribistas, los que dan prioridad a su futuro político que a su verdadero encargo social
Es ella misma, la que desde muy jovencita se lanzó a la aventura periodística de entrevistar al presidente de la República. Y lo logró. La que no tuvo temor para desafiar un entorno de hombres comunicadores que cerraban todas las puertas para seleccionar a quienes tendrían derecho de ejercer la profesión.
Es Arcelia Yañiz, la mujer, la madre, la esposa, la periodista que dirigió el Oaxaca Gráfico y entró con firmeza al elenco de hombres de opinión.
Yo tengo una vida un poco intensa por haber escogido la carrera periodística. Vengo ejerciendo esta profesión desde 1934, mucho muy joven, a los 16 años. Me trasladé a Puebla, después de haber trabajado aquí en el periódico El Oaxaqueño.
En ese mismo año entré a ese periódico, porque al entrevistarme con el encargado, que era el jefe de redacción, el señor Taracena, simplemente me preguntó: ¿Qué sabe usted hacer? Le dije, sé hacer versos, y me dijo: No, aquí es prosa. Entonces le contesté: Pues aprendo.
Me quedé y el primer trabajo fue una crónica de la Feria de la Soledad, la cual abarcaba varias cuadras con indígenas de la costa que venían a vender sus plátanos prensados, los jamoncillos de Juquila, el coquito baboso, etcétera.
Ese fue mi primer trabajo y para mí sorpresa lo pusieron en la primera plana, a la izquierda en un espacio que se llamaba Marginal, que era como si fuera editorial, pero en primera plana.
Cuando la volví a leer me admiré. Había tomado la realidad con mucha fidelidad. Los lectores revivían ese instante, que es lo que debe hacer el periodismo: proyectar. Entonces un maestro que estaba en el Instituto de Ciencias y Artes, (hoy UBAJO), preguntó al periódico que quien era yo, que quería platicar conmigo. Fui al Instituto, me vio y me dijo que era muy joven, que había hecho un excelente trabajo y me comentó que ese era mi camino a seguir. A raíz de eso, me desenvolví con confianza.
ESO SIEMPRE QUISE SER
Desde muy pequeña supe que quería escribir y ser periodista. Mi instinto fue lo único que me hacia escribir. Y no me importaba el dinero, eso lo supe muy a tiempo porque encausé mi vida a cosas verídicas y a seguir mí camino. Cuando uno es joven piensa que lo sabe todo, así que pensé que en Oaxaca ya había aprendido mucho y necesitaba aprender más, y así me fui a Puebla donde tuve la prueba más grande de mi vida.
Me presenté en una redacción y me dijeron donde estaría el general Lázaro Cárdenas y que si lograba entrevistarlo me darían la plaza. Me motivó. Fui a perseguirlo hasta que logré entrevistarlo. Al día siguiente me presenté con la entrevista y me dieron la plaza. Pero cuando entrevisté al general Cárdenas me preguntó qué es lo que deseaba ser en la vida y le dije escritora. Me quiero ir a la Universidad de Salamanca a España. El general me dijo que me iba a ayudar. Llamó a su secretario y anotó mi nombre, teléfono y dirección.
Lamentablemente en ese año vino la guerra civil española y me rompió las alas y ya no fue posible ir. Pero en Puebla fue el escenario donde aprendí muchas cosas del periodismo. Ahí conocí el movimiento sindicalista. Nacieron muchos líderes.
Fui regidora suplente de una líder obrera. Nunca me había gustado la política, no es de mi agrado, mis caminos han estado en la cultura y lo artístico. Me quedé en Puebla haciendo periodismo de verdad. Acababa de abrirse un convento con las leyes de Juárez y lo encontró un famoso detective que gobernación mandó a ver si de verdad existían las monjas y si se llamaba El convento de las Agustinas Recoletas de Santa Mónica.
Escribí sobre el convento como once artículos, suficientes para darme a conocer. Después escribí sobre el Manicomio. Fui a los expedientes de las enfermeras y narré historias un poco noveladas para que llegaran los auxilios, porque todas esas instituciones no tienen recursos. Dos años muy intensos de labor periodística. Posteriormente me fui a varios lugares de la República, observando, conociendo, escribiendo.
Ya en la ciudad, me invitaron hacer un periódico. El 19 de noviembre de 1953 nació el Oaxaca Gráfico y duró 18 años. Dos años antes había nacido el Imparcial, que era la única competencia. Pero el Oaxaca Gráfico, trajo como novedad los clichés de fotografía.
Fuimos los primeros que metimos los clichés a las páginas de los periódicos que fue un éxito. Tuve contacto con el taller cuando se hacían las cabezas con títulos de madera, títulos de plomo, cuando era prensa plana y luego rotativa. Me tocó hacer hasta 13 notas diarias, buscando la grande, la de ocho, etcétera
SU VIDA FAMILIAR
Conocí a mi esposo en Puebla. Fue Presidente de esa ciudad. Después de mi trabajo reconocido me fui a viajar por varios lugares. Vivimos en el trópico, en el Istmo, Veracruz, acababa de pasar la expropiación petrolera, era una locura entre los obreros, encendiendo los cigarrillos con billetes de banco. Era una fiesta por haberlo logrado como propio de México.
En 1954 regresé a la Sierra Juárez porque mi esposo era de ese hermoso lugar. En Natividad Ixtlán tuvimos nuestro hogar, pero cuando los chicos ya empezaron la enseñanza media superior, nos regresamos a la ciudad. Mi esposo era pagador de Hacienda de la Federación, así que mis hijos nacieron donde les tocaba, una en Tamaulipas, en fin, la más chica nació en la Sierra, porque mi esposo pasó ahí sus últimos días por su enfermedad.
SU VIDA ACTUAL
Hoy en día, la querida maestra Arcelia Yañiz, tiene diversas colaboraciones en varios periódicos y en la revista Oaxaca Profundo, que fundó el periodista Luis Santiago. Le duele ver a Oaxaca tan golpeada, tan viciada.
Para ella es mejor hablar del pasado, porque el pasado de Oaxaca fue glorioso, era una enorme casa de vecindad, la gente era hermanable.
Todas las gentes viven su momento. yo viví mi momento periodístico en el Oaxaca glorioso, donde recorría el palacio de gobierno para obtener mis fuentes verídicas preguntándole a los indígenas qué problema y que solución habían obtenido.
A mis años, aún sigo aprendiendo cosas y quiero aprender más
. La vida es un libro abierto todo el tiempo. Aprende uno de los demás y de las circunstancias. Eso, decimos todos, se llama Humildad.