Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Ventana
MÉXICO, DF, 27 de octubre de 2015.- Rogelio Ortega ya no veía la hora; por fin entregará el cargo interino que le quitó el sueño. Los Pinos no veía la hora de sacudírselo.
El saldo del académico es de pena; se ofreció como bombero sin conocer la magnitud del incendio. Acepta que los problemas de Guerrero lo rebasaron; quedó como un inútil… ¿me estás oyendo?
Tan pronto como se resolvió la elección de gobernador, Ortega tiró la toalla; pidió adelantar la fecha del relevo. Nadó de muertito cinco meses.
Con Ortega termina el último calvario de Guerrero; entregará el poder a Héctor Astudillo quien ganó gracias a Ángel Aguirre, otro gobernador nefasto.
A 13 meses de la noche trágica de Iguala, el ex senador Astudillo hará realidad el regreso del PRI al poder luego de dos sexenios perredistas; intentará controlar un estado desastroso, golpeado por la pobreza, la corrupción, la debilidad institucional y sobre todo, por la violencia criminal infiltrada en el aparato de seguridad.
Por cierto, hace tres semanas, Astudillo cenaba en un restaurante de Acapulco; dos de sus escoltas fueron baleados. Aunque no haya sido un atentado directo en su contra, el ataque debe leerse como un saludo de “bienvenida” a lo más “caliente”, donde mínimo matan a tres por día.
A la violencia criminal súmese la inestabilidad política; la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa meterá presión, al tiempo que la disidencia magisterial seguirá de guardia para combatir la reforma educativa; la furia sigue latente y el problema sin solución. Hoy la CETEG pretende boicotear la toma de posesión de Astudillo.
La madre de todos los males guerrerenses es la economía; es uno de los estados más pobres y atrasados de la República; endeudado con 15 mil millones; tierra fértil para la cosecha de horrores.
De Héctor Astudillo –casi como de un santo– se esperan mil y un milagros.
¿Así, o más despacito?
EL MONJE LOCO: El pleito “chiva” trasciende fronteras. La doña Angélica Fuentes –de armas tomar– está más furiosa que el huracán Patricia; demuestra –otra vez– que no es manca, ni dejada, menos dócil. la “Reina del Gas” –no sea malpensado– con todo va contra su marido; lo acusa de crimen organizado ante una Corte de Texas –¿como si Jorge Vergara comiera en la mesa de El Chapo?–. La Fuentes es peor que la amenaza del descenso del “rebaño sagrado” a segunda. No se pierda más capítulos de estos “Desamores Perros”, telenovela “rayada” por la maldad, con final infeliz de pronóstico reservado.
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