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Oaxaca, Oax. 29 de diciembre de 2012 (Quadratín).- A dos días de despedir el año 2012, el sacerdote Francisco Baruch Soriano García, director de la Ciudad de los Niños de Viguera, no sabe cuál será la cena de fin de año de los menores pues todavía nadie se apunta, dice confiado en que Dios proveerá.
Nosotros aquí nos preparamos para recibir el año nuevo de acuerdo con la voluntad de Dios; estamos en oración todos los días para estar en comunicación con él y para recibir el año nuevo con alegría y esperanza, que se hace presente a través de la generosidad de la gente, comenta el sucesor del Padre José Miguel Pérez García, fundador y director del albergue donde actualmente viven 25 menores.
Agrega que hasta ahorita no ha habido alguien que se anote para invitar la cena de año nuevo para los niños, pero confiamos en la gente porque la Ciudad de los Niños es un monumento a la caridad.
La voz serena del sacerdote contrasta con el escándalo de los pájaros, mezclado con el bullicio de los niños que conversan mientras toman sus alimentos en el amplio patio del albergue, cubierto por enormes frondas.
A dos meses de la muerte del Padre José Miguel, es el Padre Francisco Baruch el encargado de procurar que no falte casa, vestido, sustento y educación a 65 menores, entre niños y niñas, albergados en este centro de asistencia, así como en el Hogar de la Niña en la colonia Cuauhtémoc, el Hogar Pro Casa en las calles de Bustamante y Arista, y el Pequeño Hogar en Colinas de Belén, rumbo al seminario pontificio.
Con 55 años de edad, casi los mismos que lleva la Ciudad de los Niños, su nuevo director sigue la misma escuela de su antecesor: confía en la generosidad de las personas de buena fe y buena voluntad que proveerán la cena de año nuevo para sus pupilos.
Gracias a Dios siguen colaborando las personas, sino igual que antes, sí de manera parecida. En el novenario de las posadas no faltó gente que viniera a ofrecer al menos unos dulces amorosamente a los niños. Hubo días que llegaban hasta dos personas o grupos, así, de manera voluntaria, sin avisarnos, menciona.
Así es como ha sobrevivido este centro de asistencia infantil por más de 50 años: con la caridad de las personas que no se ha perdido a pesar del egoísmo imperante en la vida moderna.
Con al apoyo material y económico de gente altruista es como se obtienen los recursos para el pago de la luz, el gas, el teléfono; para dar un apoyo económico a diez voluntarios que trabajan en la limpieza del lugar, la cocina, el orden.
La mayoría de los habitantes de la Ciudad de los Niños tienen papá, mamá, o ambos, pero no cuentan con posibilidades para su sostenimiento, por eso los traen aquí, explica el padre Francisco Baruch y agrega que casi todos provienen de comunidades indígenas.
No podemos culpar a los padres por traer a sus hijos, ni los niños deben sentirse abandonados, porque la verdad es que aunque los padres quieran tenerlos a su lado, no pueden sostenerlos, y eso se lo decimos a los niños para que no estén tristes. Les decimos que los traen justamente porque los quieren y aquí van a estar mejor que con sus padres.
Con la serenidad de un padre que comprende a sus hijos, el director de la Ciudad de los Niños concluye: Ahí van los niños, son muy nobles. A veces me preguntan nuestros benefactores que cómo se portan y yo les digo que son niños, que no se portan ni bien ni mal, se comportan de acuerdo con su edad: juegan, brincan, son traviesos, pelean
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Personas interesadas en colaborar para brindar una cena de año nuevo a los habitantes de la Ciudad de los Niños, pueden comunicarse al teléfono: 51 2 79 00 con el padre José Baruch Soriano García.