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Fondo, fondo, fondo…
OAXACA, Oax. 25 de agosto de 2015.- La aparición de Morena en el escenario electoral del 2016 y la determinación de su líder moral, Andrés Manuel López Obrador, de no coaligarse con el PRD, pero sí, de facto, con organizaciones sociales, puede constituirse en un factor determinante para que Oaxaca tenga una segunda alternancia en la gubernatura.
En otras palabras, como hasta ahora se observa, para el 2016 participarían dos coaliciones y un frente electoral: una coalición encabezada por el PRD y el PAN con otros partidos pequeños en su entorno, y otra integrada por el PRI y el PVEM y con grandes posibilidades de que también se incorpore el Panal.
Morena caminaría solo formalmente, pero podría contar con el acompañamiento del PUP -como ya ocurrió en las pasadas elecciones federales- y sobre todo con un buen número de organizaciones sociales, entre éstas de las corrientes sindicales con mayor peso en la sección 22 del SNTE.
De esta manera tendríamos dos coaliciones formalmente constituidas y una tercera con una composición más cercana a un frente electoral de masas.
La variedad de figuras de asociación electoral que ahora contempla la LIPEEO (coaliciones totales, flexibles y parciales, y candidaturas comunes) permitiría a todos los partidos construir alianzas de todo tipo, y con mayor facilidad para las elecciones de diputados y concejales.
Esta flexibilidad de la ley será, entonces, un factor que puede darle mayor impulso a la construcción de alianzas políticas a modo como las que ya ha empezado a construir Morena con algunos líderes y expresiones políticas de la sección 22 del SNTE.
Paradójicamente, y a contrapelo de los acuerdos del reciente Consejo Político Nacional del PRD, que se pronunció por alianzas electorales privilegiando a las fuerzas de izquierda, todo parece indicar que para el 2016 el principal aliado del PRD y del gobernador Gabino Cué, será el PAN.
Si tomamos en cuenta que Movimiento Ciudadano también se ha desmarcado de cualquier alianza, según declaraciones de su líder nacional, Dante Delgado, y que ya el PT quedó fuera, el escenario que se anticipa es el de una coalición predominantemente de izquierda pero con un importante aliado a su derecha como lo constituiría el PAN, y con la posibilidad de ser acompañados por el PSD.
¿Una coalición que tendría como eje solo a dos partidos le alcanzará para conservar la gubernatura, aún sumando a su favor el apoyo político y económico del gobierno del estado?
Hasta ahora el PRI no solamente tiene la ventaja de ser la primera fuerza electoral en Oaxaca y contar con los recursos económicos y el apoyo político del gobierno federal, sino que en la entidad es un partido de oposición y como tal convertirá la campaña electoral por la gubernatura en un aparador nacional para exhibir la corrupción e ineficacia del primer gobierno de alternancia.
Operaría también a su favor el escenario de una izquierda dividida (PRD por un lado, y Morena por otro) y un candidato a la gubernatura que ya si se trata de Alejandro Murat, que parecería el más perfilado, o bien Héctor Pablo Ramírez Puga, o inclusive un tercero en discordia, tendrían a un partido unificado por el Gran Elector, y materia prima suficiente para tomar ventaja frente a sus adversarios.
Sin embargo el factor Morena es la gran incógnita. En la edición de la revista Proceso de esta semana, el guía moral del nuevo partido nacional de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, ya anticipó que para el 2016 van por la gubernatura de Oaxaca.
Por supuesto los 137 mil votos que obtuvo en las recientes elecciones federales serán insuficientes.
Pero los votos que Morena necesitaría para ganar la gubernatura no será resultado de la suma del capital electoral de los partidos políticos, salvo el que aportara el PUP, sino de las organizaciones sociales clientelares y productivas que por su número y representatividad representan un enorme caudal de votos y que, además, administran una estructura territorial bastante útil para un partido todavía en construcción en el estado de Oaxaca.
De la mano de estas organizaciones –entre éstas algunas corrientes sindicales de la sección 22 del SNTE_ caminó el gobernador en turno entre el 2004 y el 2010, pero hoy, ya en proceso de distanciamiento y ruptura con sus aliados de entonces, Andrés Manuel López Obrador va por los votos que su amigo Gabino dilapidó y que difícilmente recuperará.