Cortinas de humo
Signos y Señales
Tiempos difíciles
MÉXICO, DF. 12 de octubre de 2015.- Al inicio del tercer trimestre de 2015 es previsible que los logros y resultados de la política económica, poco cambien el resto del año.
Es previsible que el crecimiento del PIB será finalmente muy inferior al pronosticado al principios del año; el precio del petróleo y la producción estimada para el Presupuesto de Egresos 2015, serán inferiores; es claro que se activarán las coberturas dejando un excedente a la Secretaría de Hacienda que bien podría utilizarse para crear fondos por única vez, para resolver el problema del déficit heredado del FAEB en una mayoría de las entidades federativas, y su “nueva fórmula”, de 2008 a 2014.
Así como para compensar a algunas entidades federativas por el impacto negativo que tuvieron las fórmulas de distribución de participaciones de 2008, cambio con grandes damnificados como Tabasco, Nuevo León o el DF, que al igual que en el caso del FAEB del Ramo 33, parece que se diseñaron para beneficiar a unas pocas entidades federativas, sin importar que pasaría con las otras.
Estos han sido años de verdadero sufrimiento presupuestal para muchos estados, no sólo porque dependen en casi un 90 por ciento de las participaciones, también porque sus ingresos propios están acotados a impuestitos de bajo potencial recaudatorio, porque se les alentó irresponsablemente a endeudarse para que no insistieron en incrementar el porcentaje participable, ni en el regreso e facultades impositivas importantes como sería el caso del impuesto sobre la renta a las personas físicas.
Por ello, que mejor que utilizar los recursos excedentes para resolver el problema presupuestal de los estados, lo que lograría un mejor ambiente para 2016. Se trata de un ayudarles al respiro financiero, con reglas de transparencia y rendición de cuentas claras, pero no jugando a la condicionalidad, con medidas socialmente inviables, particularmente lo relacionado con despidos de personal, en economías estancadas y sin muchas opciones de ingreso, ya que sería como un incentivo para la informalidad.
Ya se intentó a fines de los años noventa, pero estos convenios no fueron viables, las propias entidades firmantes buscaban como no cumplir con lo firmado.
No se trata tampoco de no valorar el esfuerzo realizado, la importancia del consenso en torno a las reformas estructurales, pero falta mucho por hacer y el contexto internacional no ayuda, ni tampoco el estancamiento en términos reales de la inversión pública, como lo ha señalado el CEESP.
Un asunto en el que hay que insistir es en la salud de la finanzas públicas estatales, agobiadas por un modelo centralista, que no introduce eficiencia, aunque si control, pero que tarde o temprano provocará rupturas, con un costo mayor.
Tenemos que reconocer que tenemos una economía frágil que resiente cualquier cambio en la economía mundial, sólo veamos el efecto del mercado petrolero y las decisiones de los principales productores en el marco de la geopolítica internacional, el impacto sobre el tipo de cambio de la crisis financiera internacional, los temores ante los problemas de la economía china y ante la modificación de la tasa de interés en Estados Unidos, etcétera. Todas decisiones de otros actores y donde, desafortunadamente, no pesamos, ni contamos.