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OAXACA, Oax., 21 de septiembre de 2016.- El 21 de septiembre es el Día Mundial del Alzheimer, una enfermedad cerebral que causa pérdida de la memoria y que no tiene cura. En todo el mundo se realizan acciones para concientizar a la población sobre el padecimiento.
En Oaxaca, el jefe del departamento de Enfermedades no Transmisibles de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), Rafael Arnaud Ríos, dijo que este padecimiento “no es una forma normal de envejecimiento”.
En un comunicado, informó que el alzheimer no es curable pero se puede prevenir con ejercicios que ayuden a mantener a la memoria saludable a través del consumo de ácido fólico, la práctica de juegos como sopa de letras, crucigramas, memoramas, utilizar de vez en cuando la mano contraria a la acostumbrada para realizar actividades diarias, entre otras.
Esta enfermedad afecta la forma de pensar, el carácter y el comportamiento. Los SSO realiza en todas las unidades de primer nivel de atención la aplicación del Minimental de Folstein para la detección de alteraciones de la memoria y brindan tratamiento a pacientes y familiares.
Se estima que 2.1 millones de personas en México padecen la enfermedad, y para el 2050 la cifra puede alcanzar los cinco millones, y aunque la mayoría de pacientes viven en sus hogares el impacto se extiende a millones de familiares, amigos y cuidadores, ya que la enfermedad se agrava y resulta mortal.
Las etapas de la enfermedad del olvido
En la primera etapa, las personas con alzheimer tienden a ser menos enérgicas y espontáneas, pérdida mínima de la memoria, cambios de humor, tardan en aprender y reaccionar, evitan nuevos lugares, se confunden, tienen dificultades en la organización, planificación, comunicación y para comprender escritos.
Durante la segunda etapa pueden realizar tareas simples, pero solicitan ayuda con actividades complicadas, olvidan acontecimientos recientes e historia personal, se desorientan y desconectan de la realidad, confunden el pasado con el presente, les cuesta comprender situaciones actuales y reconocer personas cercanas; experimentan trastornos del sueño y dificultades para comer, vestirse, y pierden la capacidad de pensar y actuar.
En la tercera ya no reconocen a los miembros de la familia, presentan dificultades para realizar actividades básicas como comer, vestirse y bañarse, entender el lenguaje, así como problemas para controlar la orina y deglutir, habiendo una desconexión temporal- espacial completa.