Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 25 de septiembre de 2019.- En pocas horas se cumplirán los primeros 300 días del gobierno de López Obrador.
Y sin duda que los mexicanos aplaudirán la buena nueva de que su presidente es todo un campeón mundial.
Sí, a 300 días de iniciado su gobierno, López Obrador ya es campeón mundial en mentir; campeón nacional en el número de mexicanos muertos por hechos violentos; es campeón en generar desempleo, campeón en el regreso de las cíclicas crisis económicas y… hasta es campeón en informes de gobierno.
El problema es que los campeonatos que ha ganado Obrador no son dignos de presunción alguna. Más bien son una vergüenza nacional. Acaso por ello, en México son pocos los medios y periodistas que se atreven a hablar de los campeonatos del presidente López Obrador.
Y es que, por ejemplo, el presidente mexicano ya rebasó, por mucho, al otrora campeón mundial de la mentira, su homólogo norteamericano, Donald Trump, quien por años fue considerado el presidente más mentiroso de todos los tiempos.
Y si tienen dudas basta ver que al cumplir 300 días como presidente de los mexicanos y luego de poco más de 210 conferencias mañaneras, López promedia 39 mentiras por día; lo que reporta un aproximado de 11 mil 800 mentiras en casi 10 meses de gestión.
Es decir, Obrador es todo un campeón, sobre todo si comparamos que al cumplir los mil días al frente del gobierno de Estados Unidos, el presidente Trump había dicho casi 13 mil mentiras, lo que promedia 13 mentiras por día, proporción que va en aumento conforme se aproxima su eventual reelección.
Pero además, si comparamos las 13 mentiras diarias de Donald Trump con las 39 afirmaciones diarias no verdaderas de López Obrador, la conclusión es apabullante; el mexicano es todo un campeón mundial; supera por tres la cantidad diaria de mentiras del mandatario norteamericano.
Pero el anterior es sólo uno de los campeonatos atesorados por el mandatario mexicano.
Acaso el más grave y de mayor impacto es que al cumplir 300 días de su gobierno, el presidente mexicano se aproxima a la escandalosa cifra de 29 mil muertes violentas; estadística escalofriante que no sólo supera a todos los presidentes sino el promedio de cien muertes por día.
Y es todo un campeonato porque ningún presidente, en la historia mexicana en tiempos de paz, había enfrentado un escenario tal de violencia y crimen, como el mandatario López Obrador. Lo reprochable del tema es que a pesar de lo cuestionable e indigno de ese campeonato presidencial, pocos hablan del tema y casi nadie se atreve a cuestionar el fracaso en materia de seguridad, por parte del gobierno federal.
Pero el tema es aún peor si recordamos que una de las promesas centrales del entonces candidato López Obrador fue, precisamente, la de acabar con las escandalosas cifras de violencia y crimen de los ex presidentes Calderón y Peña. Hoy, las cifras de muertos en esos gobiernos parecen juego de niños frente a la epidemia criminal que solapa López Obrador.
Pero tampoco el campeonato anterior es la peor noticia para los ciudadanos, en general y para los jóvenes, en particular.
No, el presidente mexicano también es campeón en crear desempleo. Sí, por ridículo que parezca López Obrador es todo un campeón en destruir puestos de trabajo.
Y no, el gobierno de Obrador no sólo destruye empleos del sector público al reducir la llamada “burocracia” federal, sino que las locuaces decisiones económicas han provocado la destrucción de las industriales fundamentales, como la automotriz, turística y de la construcción; ramas que, casualmente, son las de mayor generación de puestos de trabajo.
Y paso a paso, el presidente López Obrador se suma a presidentes como Echeverría, López Portillo y De la Madrid; mandatarios mexicanos campeones en provocar algunas de las más espantosas crisis económicas de la historia de México.
Hoy la recesión económica toca a la puerta, el crecimiento económico será de cero, mientras que la inversión huye del país despavorida.
Y si fuera poco, el presidente Obrador ya anunció otro campeonato; el del mayor número de informes. Al cumplir un año de gestión habrá ofrecido cuatro informes.
¿De qué se quejan, si tenemos un presidente campeón?
Al tiempo.