Diferencias entre un estúpido y un idiota
Oaxaca, Oax. 12 de julio de 2013 (Quadratín).- Un tema recurrente en las propuestas para fortalecer el federalismo fiscal, es el del regreso a las entidades federativas de potestades tributarias con un potencial recaudatorio importante, en virtud de que las facultades con que cuentan hoy, tienen potencial bajo. Se limitan al impuesto sobre nóminas, al hospedaje, anuncios, autos usados y alguno otros. Desde 2012, aunque años antes algunos legislaron al respecto, cuentan con un impuesto de características similares al impuesto a la tenencia federal.
Dicho impuesto se abroga a partir del primero de enero de 2012. Así hoy 28 tienen un impuesto con esas características, sin embargo Morelos, Jalisco y Guanajuato no lo tienen, las dos últimas no lo clonaron y este año Chihuahua lo eliminó. En Chiapas y Sonora los congresos locales aprobaron su creación a partir de este ejercicio fiscal.
Cada entidad federativa lo instrumentó con características diferentes, tres no lo consideraron y por razones metafiscales, decidieron prescindir de esos recursos y otras deterioraron su base, al dar subsidios elevados, obteniendo una recaudación inferior a la que históricamente traía el impuesto.
Dada la forma que esta contribución dejó de ser federal, aunque la mayoría de las entidades legislaron al respecto, en la mayoría se establecieron descuentos gastos fiscales- que han deteriorado la base del impuesto, con lo que la recaudación nacional del mismo es muy inferior a la que tenía antes del anuncio de su desaparición.
Los subsidios llegan al cien por ciento que tienen Durango, Colima, Michoacán, Puebla y Quintana Roo, lo cual por supuesto que impacta a sus finanzas públicas, hoy con participaciones -su principal ingreso- por debajo de su nivel real de 2008. Cada quien legisló de manera diferente, con subsidios que llegan a los 400 mil de Querétaro, reduciendo la aportación recaudatoria del impuesto creado en 1961, no en 1968.
Derivado de la crisis de 1995, hacia 1997 como medida de apoyo a las entidades federativas, se les deja la Administración del impuesto, esto es el cobro, sin perder su carácter de impuesto federal, dándoles como incentivo a su esfuerzo recaudatorio el cien por ciento de lo cobrado en un acto de colaboración administrativa.
La recaudación estimada para este año, es menos de la mitad del promedio histórico que tenía el impuesto federal, cuando ellas lo administraban, quedándose con el cien por ciento de lo recaudado, participando además por lo menos del 20 por ciento a los municipios, que son -sin participar- los grandes perdedores.
Lo que han dejado de recaudar, les serviría para financiar obras y servicios que la gente de sus entidades necesita.
Ya es pasado pero debió haberse transferido como impuesto federal que pasaba a ser estatal, que ya era administrado por las entidades federativas, llegando a representar un ingreso importante para las haciendas públicas locales, que además lo participaban a sus municipios. Pero ante una decisión de carácter político no se consensado con las entidades federativas, cada quien hizo lo que le pareció mejor, ya que la Ley decía que podría instrumentar un impuesto de características similares al impuesto a la tenencia vehicular., y se da la moda de subsidiar o de plano no clonarlo. Al final el impuesto a la tenencia vehicular de carácter federal ya no existe y la mayoría de las entidades federativas han legislado al respecto, de diferente manera, al haberse dejado como opción que pudieran establecer un impuesto local con características similares al federal, pero sin un consenso previo. Las leyes de cada Entidad, tienen características diferentes, en virtud de la falta de consenso.
Cierto se recurrió a lo que las buenas prácticas de la coordinación fiscal recomendaban, ni se concertó en el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, lo que resta eficiencia a su administración.
En suma de un buen Impuesto con importancia recaudatoria relevante, llego a representar más de 25 mil millones de pesos en un año, hoy se transformó en un impuesto, con una recaudación reducida. Las entidades que si lo usan y lo están optimizando van a incrementar su recaudación de ingresos propios, dada la baja recaudación de otros impuestos locales.
A pesar de todo lo deben usar y mejorar.
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