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México y la semana aquimichú
Oaxaca, Oax. 28 de junio de 2013 (Quadratín).- El 19 de junio de 2013, una joven pareja reportó en Oaxaca, el robo de su bebé de a penas un día de nacido. Los padres del niño, Salvador Julián Gómez de 24 años de edad, y Jovita Martínez García de 20, denunciaron a las autoridades el robo de su hijo y proporcionaron la descripción de sus supuestos raptores.
Después se supo que el propio padre del bebé lo había asesinado asfixiándolo, por la sospecha de que su mujer lo había engañado con otro. El asesinato lo perpetró con el conocimiento de la madre del niño.
Por otra parte, la señora Manuela Hernández, oaxaqueña de 100 años de edad, terminó la primaria en el sistema de educación para adultos. Ella se dedicaba a limpiar casas ajenas y tenía el sueño de obtener su certificado de primaria y finalmente lo logró. La noticia le dio la vuelta al mundo y el Instituto Estatal para la Educación de los Adultos de Oaxaca, manifestó su beneplácito. ¡Bien por doña Manuela!
¿Que tienen en común ambos acontecimientos? Que son dos cosas que no deben volver a suceder en Oaxaca.
La relación entre ambos tiene que ver con la educación. En el caso del horrible homicidio, uno se pregunta qué tipo de educación estaremos impartiendo que no es capaz de formar seres humanos o bien deja al margen a monstruos como Salvador Julián Gómez y su mujer.
En el caso de doña Manuela, ejemplifica el caso de una mujer tuvo que luchar al menos 88 años de su vida, para terminar la educación primaria que debió terminar a los 11 o 12. Eso nos da una idea de que tan excluyente puede ser el sistema educativo oaxaqueño.
No, ningún evento similar debe volver a suceder en Oaxaca, ambos, aunque sustancialmente distintos, son abominables.