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Xochitlalyocan, jardín que resguarda la memoria verde de México
Oaxaca, Oax. 22 de mayo de 2013 (Quadratín).- En atención a la convocatoria abierta que la organización mundial de ciudades patrimonio formuló para participar en su congreso sobre sustentabilidad, el escritor Juan Arturo López Ramos en su calidad de ciudadano y oaxaqueño, decidió participar con el tema de Los árboles históricos del futuro que hace hincapié en la necesidad de sembrar hoy, los árboles históricos que él día de mañana serán recordados por las nuevas generaciones.
Autor de cinco libros sobre temas oaxaqueños y fundador del Instituto Estatal de Ecología, Juan Arturo López Ramos recuerda que el día 5 de junio del año de 2010, junto con el pintor Francisco Verástegui y otros ciudadanos, decidieron sembrar un Huaje en el zócalo de la ciudad de Oaxaca, como un acto de reivindicación del árbol que le dio nombre al estado y a nuestra ciudad capital. Hoy, este árbol aparece en el mapa turístico de la ciudad.
Además de la inspiración que le produjo este hecho, su propuesta intenta sumarse al valioso esfuerzo que han realizado ciudadanos y organizaciones civiles, quienes han generado un movimiento de reconocimiento y de respeto a árboles venerables, sobresalientes por sí mismos como el famoso y legendario árbol del tule, ó por los hechos históricos asociados a ellos, como los famosos Ahuehuetes de la Calzada Madero atribuidos a Moctezuma Ilhuicamina.
En este milenario y fascinante escenario histórico de Oaxaca, destaca también el Higo del Valle que en el atrio de Guadalupe sembró el Generalísimo José María Morelos y Pavón, o el otro Higo atribuido a Guadalupe Victoria, quien en las márgenes del rio Jalatlaco escribió aquella leyenda de valentía Va mi espada en prenda y voy por ella al atravesar sus turbulentas aguas.
Merced al impulso ciudadano, la autoridades han empezado a interesarse en las tareas de identificación, catalogación, revisión de su estado sanitario, protección externa, fichas de identificación y difusión de sus cualidades intrínsecas o de los hechos históricos y culturales asociados a ellos.
López Ramos afirma que todas las ciudades del mundo deberían seguir este ejemplo de honrar a sus árboles históricos o notables, sobre todo las ciudades patrimonio, que por virtud de su propio valor cultural reciben constantemente visitas de personajes destacados, quienes junto con los personajes locales, deben ser invitados a sembrar un árbol. También para recordar todo evento relevante de la ciudad, debe ser sembrado un árbol. Estos ejemplares, serán recordados en el futuro, enriqueciendo la historia, la cultura y la actividad turística de la ciudad, pero además, sembrar un árbol embellece el paisaje, protege la vida y contribuye a mitigar los efectos climáticos adversos.