Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Oaxaca, Oax. 17 de mayo de 2013 (Quadratín).- La blusa verde limón sin mangas, pantalones de mezclillas. Sandalias pata de gallo. Y la sombra de mujer que se alarga en la tarde sobre la banqueta caliente desde la planta de los pies hasta la mano derecha que sostiene una servilleta de las tortillas, blanca con pájaros bordados con hilos azules. Las sandalias resuenan en la calle pavimentada como los pasos de una mujer al salir del baño. Ya anda la vista descarada de los hombres sobre la figura de la mujer que camina. La calle caliente como el espacio que junta cuerpos y sonidos. Un espacio para nosotros, como ese cielo eterno del que nos habla el pastor de la iglesia los domingos. La calle del hombre detenido que mira su reloj pulsera. La tarde la mujer con gorra de beisbolista y cola de caballo. El espacio en que transcurren dilatadas las piernas de una mujer con cabello humedecido que camina al encuentro de su enamorado. La tarde abierta cuando las mujeres regresan a casa para comer con nosotros. La hora del día en que las adolescentes pasan en la esquina con los pantalones cortos, tomadas de la mano como viejos amantes. Tiempo en que los niños salen a jugar pelota después de comer y terminar la tarea de la escuela. La blusa verde limón, sin mangas.
Foto: Archivo