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México complace a Trump sin abrazos ni balazos
Oaxaca, Oax. 1 de mayo de 2013 (Quadratín).- El grave problema de las estructuras de mando piramidales radica en que cuando la punta o cabeza se equivoca, nadie se atreve a señalar o rectificar.
Eso le ocurrió a México con la guerra contra el narco y el crimen organizado, con la epidemia de influenza y todas esas equivocaciones que ocurrieron en los últimos años y minaron el prestigio, la belleza o la buena reputación de México como país, no solo como sitio turístico competitivo internacionalmente.
Aunque ya cambiaron el gobierno, la estrategia y la operación internacional, no se habla exclusivamente de la guerra contra el narco y el crimen organizado, el daño a la imagen del país o de la marca, es irreversible y costará mucho tiempo y mucho dinero recuperarlo.
Clasificado durante varios años como nación en guerra, por más que su principal impulsor, el ex presidente Felipe Calderón insistiera en que no fue concepto suyo, sino de los medios. Sin embargo, los hechos sí son suyos y confirmaron cada uno de los días de su sexenio que la guerra fue su única preocupación y motivación.
Ahora, el país tiene un grave problema de imagen exterior, se reconozca o no. Aceptarlo es otro problema, aunque ello modificaría estrategia y acciones. No solo se pensaría en campañas publicitarias, sino se involucrarían muchas otros rubros y actividades.
Por lo pronto, la imagen de México en Estados Unidos está por los suelos. Los estadounidenses perciben al país de la forma más desfavorable en los últimos 11 años, revela el más reciente estudio de la relación bilateral del Chicago Council on Global Affairs.
Las calificaciones favorables de México están en su punto más bajo en las ocho encuestas realizadas por el Chicago Council desde 2002, advierte dicha institución. Relativamente pocos estadounidenses (20 por ciento) saben que México es uno de nuestros cinco socios comerciales más importantes, agregan los resultados de la investigación presentados de manera conjunta con el Woodrow Wilson International Center for Scholars.
De México, en los Estados Unidos se sabe poco y mal. Se conocen todos los vicios pero muy pocas virtudes y el mayor problema es la negación de esta realidad. Obedece, en primer lugar, a la deficiente o nula comprensión y aceptación del problema. En el afán por hacer publicidad, los funcionarios terminan por negar el nivel que penetró la mala imagen del país, la violencia constante publicitada en todo tipo de medios y, peor aún, activada desde el mismísimo gobierno, que en una ingenuidad creyó que acabaría con la delincuencia difundiendo muchas noticias cargadas de violencia. La consecuencia fue devastadora, se convirtió en una eficaz campaña de mercadotecnia de violencia y, ¿quién puede estar interesado en ir a un país en esa situación?.
El resultado fue obvio: las encuestas dicen que México enfrenta un problema real de imagen que deberá remontar con estrategias inteligentes, consistentes y que no son solamente de publicidad. Se tendrán que acreditar los dichos, con los hechos.
Eso, no esta tan fácil.