
Después de Francisco: Abrazar las contradicciones
**A mi PAU con amor**
Oaxaca, Oax. 26 de abril de 2013 (Quadratín).- La crisis de las finanzas estatales y municipales, profundizada en los últimos años, ha generado preocupación en la sociedad por no contar con un mejor sistema tributario y de gasto en los tres órdenes de gobierno.
En los estados se explica por la concentración de facultades impositivas en el orden central y el bajo potencial recaudatorio de los impuestos que administran. En los municipios, cuya dependencia de las transferencias federales es menor, se debe a los contrastantes niveles de desarrollo, por ello la recaudación fiscal se concentra en menos de cien municipios.
Hoy el ingreso más importante de los gobiernos subnacionales son las participaciones , recursos propios, y las transferencias de gasto condicionado, como las aportaciones, los subsidios y los convenios, cuya suma ya rebasó a las participaciones. La evolución de estas últimas se han estancado desde 1995 y en el reparto de potestades tributarias, la mayor parte del poder recaudatorio se encuentra en las potestades que administra el Gobierno Federal.
En el caso de los municipios, donde su dependencia de las transferencias es menor que la de las entidades federativas, destaca el impuesto predial.
Su recaudación en México apenas representa el 0.2 % del PIB, cifra por debajo de lo que recaudan otros países latinoamericanos y desde luego los de la OCDE. Chile, 0.6 %, Colombia, 0.5%, Argentina 0.4 %. Si descontamos la recaudación de la Ciudad de México, que ascendió en 2010 a poco más de 7 mil millones de pesos, frente a un monto total de 27 mil, la recaudación se quedaría en 0.1 %.
Hasta 2007 existían en la Ley de Coordinación Fiscal estímulos al esfuerzo recaudatorio local, que en se eliminaron con las reformas de 2008, siendo hoy la variable fundamental para distribuir las participaciones es el número de habitantes domiciliados.
Durante años se creó una cultura del desinterés fiscal, particularmente en el ámbito local, incluso desde las reformas al artículo 115 de la Constitución, ya temían los presidentes municipales cobrar el impuesto a los ricos, a sus parientes y a los políticos que comprarían por ejemplo en Cozumel, aunque hay experiencias de buenas prácticas en la recaudación del predial en algunos municipios.
En 2010, los impuestos representaron la parte más relevante de los ingresos propios de los municipios, con un 10.4 %, por derechos obtuvieron el 4.4 %, mientras que 6.1 % provienen de otros ingresos no tributarios. Las transferencias no condicionadas significaron un poco más del 65 %: 32 % por participaciones y 33 % de las aportaciones condicionadas. La deuda pública representó el 8.7 %. Respecto a esta última no perdamos de vista que está concentrada en alrededor del uno por ciento de los municipios del País.
El predial con todo su abandono ha significa cerca de tres quintas partes de los ingresos por impuestos de los municipios.
Un dato revelador es que los municipios de nueve entidades federativas, recaudan más del 70 % del impuesto predial nacional y 74 municipios menos del 3 %- recaudan más de la mitad del predial, esto es 27 359 millones de pesos en 2010.
En 2010, exceptuando a la Ciudad de México, los 10 municipios que más recaudaron el predial fueron, Zapopan, Juárez, Monterrey, Guadalajara, León, Naucalpan de Juárez, Tlalnepantla de Baz, Solidaridad, Tijuana, Culiacán y de pilón siguen Querétaro, Benito Juárez, Ecatepec de Morelos, Puebla y Toluca para llegar 15.
Su subida más espectacular fue en el periodo 1991- 1994, cuando se le introdujo su dinámica recaudatoria como base para la distribución del Fondo de Fomento Municipal que representaba la mitad del 1 % de la recaudación participable que significa hoy. En Oaxaca creció mil por ciento en 1991, respecto a 1990, claro la base era muy baja.
Por supuesto también hay razones técnicas que explican lo anterior, como una insuficiente actualización de los valores catastrales que están lejos de los de mercado, obstáculos institucionales y legales para la valorización de los predios, falta de incentivos para actualizar las tablas de valores o introducir a su vez incentivos al cumplimiento voluntario y un nuevo modelo recaudatorio. Pero el potencial existe, habría que aprovecharlo.
El autor es ex Presidente del Colegio Nacional de Economistas.