
¡Por más días efectivos de clases!
Oaxaca, Oax. 08 de abril de 2013 (Quadratín).- Una de las razones que explican el crecimiento de la deuda de las entidades federativas en los últimos seis años, es la caída de sus ingresos recurrentes en términos reales, lo que inevitablemente se tradujo en mayor endeudamiento, incentivado además porque la única alternativa que se les ofreció en los momentos más duros de la crisis, fue la de mecanismos novedosos para seguirse endeudando, incluso mencionando que no se trata de deuda pública y que no se sumarían.
Además del débil potencial recaudatorio de las potestades tributarias con que hoy cuentan, así como lo reducido del porcentaje de sus participaciones apenas el 17 % de la recaudación federal participable-, sus ingresos se vieron disminuidos por la contracción del crecimiento económico de los últimos seis años, y por lo tanto de la reducción que se mantiene a la fecha, de la recaudación federal en términos reales.
Un ligero repaso de memoria: en 2009 las participaciones cayeron cerca de 54 mil millones respecto a lo estimado, en 2010 se recuperan respecto a la estimación derivada de la Ley de Ingresos y en 2011 y 2012, volvieron a quedar por debajo de lo programado, entre 11 mil y 12 mil millones de pesos. Esas caídas fueron compensadas con el Fondo de Estabilización de Ingresos de las Entidades Federativas (el FEIEF). En 2009 con 24 mil millones aproximadamente y un crédito asociado al mismo promovido por hacienda, le llamaron Potenciación del FEIEF, de 19 mil millones, que se pagó totalmente hace dos años. En 2009 se compensaron los disminuidos ingresos, hasta donde las reglas de operación del FEIEF lo permitieron, mientras que en 2011 y 2012 fueron compensadas las caídas al 100 por ciento.
No obstante el FEIEF, las participaciones apenas alcanzaron en diciembre de 2012, su nivel real de antes de la crisis financiera, como lo he comentado en este espacio. La crisis financiera aquí se transformó en crisis fiscal.
Esto es lo general, sin embargo adicionalmente, algunas entidades fueron sumamente afectadas por el cambio de fórmulas para la distribución de participaciones, que hoy se distribuyen en relación a la población domiciliada. A pesar de que su implantación es gradual, ya que se dejó fija la distribución de diciembre de 2007 y en 2009 la recaudación nominal llegó a estar por debajo de la de 2008; conforme avanza el tiempo el nuevo coeficiente afecta a un porcentaje mayor de las participaciones, lo que se ve impactado por el efecto suma cero. En la medida que crezca la recaudación nominal, por crecimiento económico, mejora administrativa o inflación, el coeficiente de las entidades federativas perdedoras, se ira reduciendo por el mayor peso dentro del total del incremento nominal sobre el nivel de diciembre de 2007. Esto ha afectado a varias entidades, principalmente a Tabasco, el DF, Chiapas, Campeche, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, entre otras.
De 2009 a 2012, dejaron de recibir en promedio los 25 mil millones de pesos derivados de los llamados excedentes petroleros, lo que sumaría cerca de 100 mil millones menos; además de que desde que se anunció la desaparición del Impuesto a la Tenencia y su posible clonación estatal, los gastos fiscales que se le metieron incluso hay entidades donde no existe- deprimieron los ingresos estatales por este impuesto, que llegó a recaudar 27 mil millones por año, por lo menos se ha reducido en dos terceras partes, gracias a que algunas entidades están corrigiendo y por el peso recaudatorio de la Ciudad de México.
Ahora bien los ingresos propios, independientes de las participaciones, de acuerdo a sus Cuentas Públicas han crecido. En efecto si en 2006 recaudaron 92 mil millones de pesos aproximadamente, en 2012 llegaron a 154 mil millones, a pesar del bajo potencial recaudatorio de sus facultades actuales.
No obstante al depender en casi 95 % de las transferencias federales y tener como garantía además de participaciones ingresos propios, una de las salidas que se les facilitó fue la del endeudamiento público.
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