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México no se arrodilla ante EU, ya está postrado ante el narco
Oaxaca, Oax. 29 de marzo de 2013 (Quadratín).- Adán y raza, azar y nada. Si la vida fuera palíndroma. Estar sentado en el sillón frente al televisor, 10: 30 horas. En esta ciudad el sonido de las ambulancias y de los carros de la policía es cada vez más ensordecedor cuando anochece. Retardo mi eyaculación de la lectura, retardo mi lectura, me muerdo los labios, la lengua. El ruido de las sirenas anuncian una mala noche y un peor despertar, intento darme ánimo: fuerza, hermano, valor y fuerza, luz y fuerza espiritual para tu alma hermanito. Cortázar está un poco más allá de la pantalla del televisor, de las imágenes donde los narcos son los benefactores de todo un pueblo, una historia que bien se puede desarrollar en alguna comunidad del norte, centro o sur de este país mientras el gobierno federal sólo tiene como argumento frente a la población que reclama seguridad pública y defensa de la soberanía nacional ante el comercio de las drogas el noticiero de las 10: 30, que está plagado de buenos deseos. Siento que ya necesito la botella de ron al alcance de mi mano derecha, el cambiador a larga distancia de los canales de la televisión y esa certeza que Cortázar con su libro de cuentos Deshoras está un poco más allá de la pantalla chica. La vida como palíndroma, me digo mientras acuesto a mis hijos y le digo a mi mujer que en un momento más me iré a dormir con ella. Mientras un hombre lee sentado en el sillón de la sala de su casa un libro de cuentos por la noche, su vida pasa. Pero aquí lo importante sería destacar que el hombre que está sentado con el libro abierto frente a sus ojos por un momento desea ser el personaje de esos cuentos, que acontecen en otra ciudad y en medio de otras personas. El deseo del hombre que lee sentado en un sillón de su casa un libro de cuentos. El anhelo de ese personaje, el hombre que lee sentado un libro de cuentos. Porque antes que uno termine de leer las 173 páginas del libro de cuentos, nos damos cuenta que Cortázar, el viejo maestro, nos ha convertido en uno más de sus personajes. La solapa del libro anuncia que este es el último libro de cuentos que publicó Cortázar en vida. La fotografía muestra a un hombre de cabellos largos, aún ennegrecidos, vestido con ropa oscura, barba larga, negra. En su mano izquierda sostiene un gato que en esos márgenes del blanco y negro muestra unos bigotes blancos, larguísimos. Lo sostiene una mano grande, que semeja una garra, enfundada en un guante negro. Cortázar que protege al desvalido gato. En las bocinas del reproductor de compactos suena Just one of those things, con la voz de Sarah Vaughan. Mi mujer me llama a la recámara, le respondo que iré, que justo en este maldito momento estaba pensando irme a dormir con ella.
Foto: Archivo