
Bloquean vecinos de la Gómez Sandoval por obra inconclusa
Oaxaca, Oax. 09 de marzo de 2013 (Quadratín).- En San Miguel Tamácuaro, Michoacán, no hay internet. Su población es de apenas a 682 habitantes. Los niños si acaso llegan a tener teléfono celular. La carta dentro de un sobre con timbre postal es un sistema ideal para comunicarse con familiares y amigos que se encuentran lejos.
estén todos bien, disfrutando de las fiestas del pueblo. Acá en Alaska hace mucho frío y los días son muy largos. Extraño el sol de mi tierra
expresa un chico en un grabado de la exposición La Carta, inaugurada la noche de este viernes en el Museo de la Filatelia (MUFI).
Otros grabados, como el de un arriero jalando a un burro que lleva en el lomo un costal lleno de cartas, con el letrero Correos de México, es la manera en que otro chico visualiza el servicio postal que, no obstante la generalización de las redes sociales, sobrevive porque no todos los mexicanos tienen internet, ni todos los mexicanos tienen computadora.
Esta exposición surgió de una historia sencilla: a inicios del 2011, Jesús, el mayor de los cuatro jóvenes que integran este taller, llegó a la casa del grabador Artemio Rodríguez a preguntarle cuánto le cobraba por darle clases de arte. Le dijo que nada, que bastaba con que le ayudara en algunas labores del rancho, y le enseñó a realizar grabados en linóleo.
Después Jesús llevó a su hermano, luego a otros dos amigos, y así se armó el grupo que ahora presenta la exposición La Carta, en el MUFI. Los grabados parten de una historia sencilla, la de un muchacho mexicano trabaja en un barco atunero en las costas de Alaska; su madre lo extraña en su pequeña comunidad en Oaxaca, el muchacho escribe una carta y la madre la recibe conmovida.
Ha sido con grabados, justamente empleando la misma técnica que aún se usa para imprimir timbres postales, que los jóvenes artistas logran que en una misma actividad dialoguen como en los viejos tiempos la filatelia y la carta, señala el director del MUFI, Eduardo Barajas Mendoza.
Estos jóvenes nos están haciendo una invitación a escribirle a la gente que queremos, como antes, con papel y lápiz, dentro de un sobre, y con un timbre postal que le permita a nuestras palabras viajar, viajar lejos, agrega.
Esta invitación comenta- se le atraviesa, se le pone en medio del camino al veloz tránsito de la tecnología, y lo hace con el afán de recordarnos que escribir, así como antes, tiene un poco de más emoción de sabor que hacerlo desde un frío teclado.
El director del MUFI invita al público a visitar la exposición y a reencontrarse con la experiencia de ir a un buzón a depositar una carta o una postal, y a revivir la emoción de recibir una en la puerta de tu casa. Aceptemos esta invitación y frenemos el avasallador paso de la tecnología, ese que nos empuja a olvidar una de las formas más calidad de la comunicación humana: La Carta, concluye.
Además de la exposición, se editó un libro con la historia del joven pescador que emigró de Oaxaca a Alaska, y con los grabados. Este es el resultado del trabajo de cuatro chicos en cuyo pueblo no hay internet.