
La SIP presenta las Conclusiones de su Reunión de Medio Año
Oaxaca, Oax. 08 de marzo de 2013 (Quadratín).- Este 8 de marzo amanece con grandes retos más que con logros para las mujeres, lamentablemente el rezago es tan antiguo y profundo que cada marzo nos toca hacer un recuento de lo que falta por hacer y de los escollos que se tendrán que salvar antes de otro triunfo.
No es falta de optimismo el que refleja mi reflexión, es una autocritica y una realidad que constantemente me acompaña en los trabajos que he emprendido como legisladora.
Hacen falta tanto que bien podríamos empezar por decir que hacen falta legisladoras, presidentas municipales, regidoras, síndicas, gobernadoras, funcionarias, secretarias de ramo, juezas, ministras, en fin toda la gama de mujeres con capacidad de decisión dentro del aparato gubernamental, que puedan conjuntar su fuerza e impulsar todas esas materias pendientes en cuanto a equidad e igualdad.
Ahora mismo debemos lidiar con la falta de oportunidades que se brindan a las mujeres para ocupar puestos en el Ejecutivo, Legislativo y Judicial bajo la silenciosa y oculta sentencia de falta de capacidad.
No es la falta de capacidad la que nos segrega de los puestos, es el pensamiento que considera a las mujeres como personas de categoría inferior, es ese mismo pensamiento que da lugar a mujeres golpeadas y asesinadas brutalmente, el mismo que no permite buscar el modo de humanizar los partos y si arroja culpas y pretextos.
Pensamientos que justifican una violación sexual, que justifican la falta de asistencia de las niñas a la escuela, que empujan al despido por embarazo, que sostienen que una mujer no es capaz de ser independiente y autónoma económicamente.
El mismo pensamiento retrograda que no reconoce el tremendo esfuerzo de una mujer jefa de familia, de una mujer con empleo e hijos, de una niña trabajadora, de una anciana sumida en la pobreza.
Todos esos son nuestros retos, erradicar los efectos de la discriminación contra las mujeres, pero el reto más fuerte, el más importante, es lograr cambiar pensamientos, ideas y posturas que consideren a las mujeres sin capacidades iguales a las de los hombres.
Alcanzar la combinación armónica de las características de los géneros, donde nos mostramos distintos pero de igual valía. Lograr que no sean las leyes las que obliguen a ver iguales a las mujeres sino ese reconocimiento nacido de la convicción de la igualdad de capacidades, ese es mi desafío.