Día mundial de la información para el desarrollo
México, DF. 29 de diciembre de 2012 (Quadratín).- Cualquier padre de familia sabe que la inexistencia de límites provoca el desorden, el caos y que los hijos se suban a las barbas y, que cuando se intente controlarlos es demasiado tarde. Eso ocurre multiplicado, agrandado y magnificado por los gobiernos cuya autoridad es negociable por dinero o por cuotas políticas.
El pasado 1 de diciembre, primer día de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, y a sólo 4 días del inicio del de Miguel Ángel Mancera, como jefe de gobierno del Distrito Federal, el país y el mundo fueron testigos, mediante la televisión e internet, de los destrozos que una turba de vándalos produjo a propiedades públicas y privadas cuyo daño se calculó en más-menos mil millones de pesos.
Aparte de la burla y las agresiones a la policía, perfectamente claras y documentadas, la recién remodelada Alameda Central quedó destrozada y el todavía jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, ordenó su rehabilitación inmediata.
Hubo detenciones y mucho alboroto, ya que esos acontecimientos de alteración de la paz pública son buen caldo de cultivo para políticos que pretenden quedar bien con grupos de choque al servicio del caos, el desorden y el río revuelto, donde hay gananciosos pescadores.
Todavía no se cumple un mes y quienes pudieron purgar sentencias graves, hoy ya gozan de libertad (e impunidad) para reagruparse, reorganizarse y demostrar, en futuras ocasiones, que las leyes y las autoridades sirven para nada. Lejos de aplicar el castigo ejemplar (para que no haya otros que los imiten), la Asamblea Legislativa otorgó cambiar la ley, para apenas tocar con el pétalo de una rosa, a los atacantes.
Los 14 procesados por los disturbios del 1 de diciembre, conocidos en las redes sociales como #1D, abandonaron la noche del pasado jueves el Reclusorio Norte tras pagar una fianza luego de la reforma a modo y fast-track que hizo apenas el miércoles la ALDF al Código Penal del DF. Con dicha reforma, el delito de ataques a la paz pública, del que fueron acusados, dejó de ser grave y se penaliza con menos años de cárcel, por lo que admite hacer frente al proceso judicial en libertad.
Aunque la defensa de los procesados buscaba que se derogara el artículo, se acogió al beneficio de la libertad provisional bajo caución, por lo que los acusados continuarán su proceso penal fuera del reclusorio. Los jueces 47 y 11 penales fijaron una fianza de 40 mil pesos para las 14 personas sujetas a proceso penal, de las cuales 13 no tendrán que pagar multa ni reparación de daño.
Los familiares de los 13 hombres y la mujer detenidos se encontraron con la Liga de Abogados que los defendió y reunieron el dinero para pagar 6 mil pesos de las pólizas de las fianzas. Aunque algunos dijeron que los recursos fueron aportados por diputados federales del PRD, otros admitieron que cada quien pagó su caución e incluso que hubo colectas en las redes sociales.
Por otra parte, encargados y empleados de los establecimientos que fueron dañados durante los disturbios en el Centro Histórico lamentaron que los diputados locales hayan aprobado reformas para reducir las sanciones en contra de quienes ocasionaron destrozos, lo que les permitió la libertad bajo fianza.
Personal de comercios ubicados en la avenida Juárez, frente a la Alameda Central, comentaron que esa decisión contribuirá a incrementar los actos vandálicos durante las movilizaciones, con el pretexto de expresiones políticas o ideológicas. Es una pena que hayan tomado esa determinación, porque las personas que ocasionaron los destrozos no tendrán una sanción ejemplar, y eso hará que en otras protestas a los jóvenes se les haga fácil cometer actos vandálicos, comentó Jaime Barrón, encargado de vigilancia del Starbucks ubicado a un costado del Hotel Hilton, otro de los establecimientos que sufrieron graves destrozos.
Cuando escuché la noticia, de que se habían aprobado reformas para reducir las penas en contra de los que aún quedan detenidos, me dio mucho coraje porque yo viví en carne propia las agresiones, acotó.
Pero hay otros que lo festejan porque se demostró la fragilidad de la autoridad y que con un bu, bu, bu, reaccionan. Ojalá que, como a los padres permisivos que no ponen límites a tiempo, a la autoridad no se le haga demasiado tarde cuando busque orden, respeto, concordia y gobernabilidad.
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