Economía en sentido contrario: Banamex
México, DF. 22 de noviembre de 2012 (Quadratín).-Sólo los insensatos menospreciarían el talento, la preparación, el compromiso, la entrega, el trabajo que dan a la Patria (con mayúsculas, por supuesto) los senadores y diputados (con minúsculas) de la República. La mayoría de ellos han tenido una vida de sacrificios, de renuncias, de arduas jornadas de trabajo que no podrían pagarse con dinero, el más despreciable de los valores humanos trascendentes.
Por eso resulta increíble que haya quienes escatimen que se les entregue un vehículo a cada uno de ellos como parte de las múltiples, abundantes y muy jugosas prestaciones que ellos mismos de han dado al paso del tiempo. Sin embargo, sólo como un ejercicio de imaginación, considérese la remota posibilidad de que se entregara, no sólo a ningún senador o diputado, sino a los funcionarios públicos que ganan sueldos de 30 mil pesos para arriba, el no darles un vehículo para su movilización, salvo, por supuesto, que se trate de trabajos ESTRICTAMENTE DE CAMPO.
En primer lugar, al no contar con vehículo y chofer a su disposición, Polanco se volvería una zona transitable, ya que los choferes son proclives a esperar a sus jefes (trabajando en hoteles y restaurantes de la zona) durante 3 ó 4 horas, durante las que se resuelven graves problemas que atañen a la sociedad.
Se ahorrarían una buena cantidad de viáticos, tanto de ellos como de su correspondiente séquito, pues no hay legislador o funcionario de buen nivel que se respete, que no viaje acompañado de su escolta (en otro vehículo, por supuesto a cargo también del erario), uno o dos asistentes para dar seguimiento a acuerdos o desahogar las complicadas agendas de los funcionarios.
Los choferes y guardaespaldas o guaruras, como se les dice ahora, tendrían que trabajar en las oficinas, con lo que podría haber más personal para atender la demanda de servicios de la población, de la auténtica ciudadanía, y no solamente la de los jefes, acostumbrados a convertir a los ejércitos de burócratas en personal a su servicio.
Los gastos inherentes a los vehículos, seguros, mantenimiento y amortización no correrían a cargo de la hacienda pública, lo que significaría, también, un importante ahorro.
Todo esto viene a comentarse, luego de la férrea defensa que hicieron algunos senadores al despilfarro de recibir un cuarto de millón de pesos a cada uno de ellos para comprar automóviles. Desde el pasado mes de septiembre los senadores dispusieron de una bolsa de 32 millones de pesos para comprar autos nuevos y otros 3.2 millones para adquirir computadoras personales. Eso, aparte de su dieta mensual a cada uno de 121 mil 700 pesos, de los cuales reciben líquidos 104 mil, como se informa en la página de transparencia de esa instancia legislativa.
Habría, además, consecuencias adicionales que no pueden medirse con dinero. Por ejemplo, que diputados, senadores y funcionarios públicos sobre quienes pesa la grave responsabilidad de tomar decisiones de trascendencia social, viajaran en transporte público. Imagínese a un bien trajeado senador abordando un autobús en la terminal del Auditorio Nacional para trasladarse a sus oficinas en Reforma, sentarse al lado de un ciudadano o ciudadana, sentirlo cerca, sonreírle y decirle buenos días. O también, llegado el caso, ceder el asiento a una embarazada o a un minusválido o, como ahora se dice, persona con capacidad diferente. Podría ir, si le place o necesita, rodeado de su séquito de guardaespaldas o asistentes, claro pagando cada uno su respectivo pasaje.
No se diga, en el caso de abordar el Metro o Metrobús en hora pico, verlos intentando, frente a la turba, bajarse en la estación correspondiente a su destino.
Pero todo este ejercicio imaginativo, afortunadamente, se desvanece ante el merecimiento de funcionarios de gobierno que, por el solo hecho de serlo, tienen la posibilidad de vivir totalmente diferente y alejados de la realidad de la gran mayoría de los mexicanos. Por eso resulta un absurdo, cuestionar, censurar o siquiera plantear la posibilidad de que no se les entregara coche. Son diferentes, están alejados del pueblo y por supuesto, en su óptica, en su perspectiva, lo merecen
Por supuesto que merecerían más si, a cambio, trabajaran de verdad por las causas del pueblo, no nada más por las suyas (personales, de grupo o de partido).
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Foto:Ambientación