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¿Lealtad a quién?
Oaxaca, Oax. 30 de julio 2012 (Quadratín).- Y después de todo, las cosas no deben seguir igual. La intervención de algunos medios de comunicación pusieron a la deriva a nuestra democracia. Su ambición y escaso profesionalismo en el ejercicio del periodismo los hizo vulnerar la imparcialidad y la equidad, convirtiéndose en los principales causantes de la polarización política que vive el país.
Estados Unidos es puntero en el avance del ejercicio periodístico. Allá se dieron los primeros grandes avances en defensa de la libertad de expresión, el establecimiento del marco normativo y la defensa de los elementos esenciales del periodismo. De esos primeros impresores y primigenios comunicadores viene la máxima de esta profesión: la sociedad creó al periodismo para suministrarse de información. De ahí viene la importancia que se le otorga a esta profesión en la democracia, en dónde el tiempo para las campañas políticas es lo suficientemente extenso como para que el periodista pueda investigar a profundidad al político estadounidense.
Mucho hemos criticado el afán de importar modelos de los Estados Unidos, pero hoy consiento la idea de introducir una experiencia exitosa que los llevó a superar una crisis. Hace 15 años el vecino país del norte atravesaba por una situación semejante a la nuestra: la creciente desconfianza ciudadana hacia la profesión periodística empezaba a parecerse al odio. Por lo que un grupo de veintitrés periodistas de la Faculty Club de la Universidad de Harvard y empresarios de los principales medios informativos norteamericanos se reunieron para atender este fenómeno. La situación no era menor, las noticias que se daban a conocer empezaban a convertirse en entretenimiento, y el entretenimiento, en noticia. Este grupo de comunicadores comprometidos se hicieron llamar Committee of Concerned Journalists (Comité de Periodistas Preocupados). Asumieron como una de sus primeras acciones el convocar a una serie de foros públicos, en ellos participaron más de tres mil personas y sus testimonios fueron analizados y registrados por un equipo de profesionales. Algunas de las primeras conclusiones a las que llegaron se convirtieron más tarde en una especie de los elementos modernos del periodismo: 1) la obligación del periodismo es la verdad; 2) la lealtad se le debe a todos los ciudadanos; 3) la esencia del periodismo es la disciplina de la verificación; y 4) el periodismo debe ejercer un control independiente del poder. Nada más oportuno para los que ejercemos esta apasionante profesión en México que atender para replantear.
El periodismo mexicano transita por una de sus peores crisis. La vulnerada credibilidad y la confianza hacen que el ciudadano se distancie cada vez más de los medios. Actualmente desconfiar del medio de comunicación es un hábito, al enterarnos de alguna noticia -inmediatamente por reflejo- acudimos a otra fuente para contrastar y validar.
REGRESIÓN VOLUNTARIA. Nadie puede negar la contribución del periodismo a la democracia. En los momentos cruciales de una nación la utilización y la libre circulación de la información termina implicándose directamente en la formación de un nuevo gobierno y en la definición de las nuevas reglas políticas, sociales y económicas que regirá al país.
En México lo vivimos hace 12 años con el arribo de la alternancia. Veníamos de momentos oscuros en el que la información servía para apoyar al régimen y desalentar la participación ciudadana en la vida pública. Pero muy a pesar de la voluntad de ciertos políticos, el fin del ciclo del partido hegemónico en el poder permitió que se ampliaran las libertades en la prensa, acabando con la verdad oficial. Años más tarde se fortaleció el flujo de la información con el apogeo del internet que vino acompañado del escepticismo que actualmente nos acompaña a los ciudadanos, al grado de invertir los roles, quienes antes éramos receptores hoy nos hemos convertido en generadores de información. No obstante el innegable avance para la ciudadanía mexicana, la perversidad e intromisión de las televisoras plantean una peligrosa regresión basada en la alianza política y económica con el poder político. Para hacerle frente a esta aberración, segmentos significativos de la sociedad mexicana han hecho que la pregunta encuentre respuesta en la acción. Aspecto que no podrá esquivar el próximo gobierno de la república, quién enfrentará un dilema de la mayor trascendencia: o toma el camino inercial, encaminado a fortalecer la alianza con los principales concesionarios televisivos y dueños de algunos diarios; u opta por el camino visionario, que le permita consolidar las demandas de los movimientos sociales, así como apartar a los grupos económicos del funcionamiento de nuestra democracia.
SUGERENCIA. No me sobran reconocimientos a los norteamericanos, pero sin duda el rol que desempeñan sus periodistas en su democracia es ejemplar. El periodista mexicano debe entender que hoy en día solo existe el acontecimiento y el ciudadano en un esquema lineal, en el que los periodistas a lo más que podemos aspirar es a convertirnos en un cristal transparente que codifique la noticia con profesionalismo y compromiso. No suena mal la idea de integrar un grupo de estudio como aquellos preocupados norteamericanos, pero por lo pronto, mucho haríamos con abonar a la información validada, verdadera e independiente que le permita al ciudadano de a pie tomar el gobierno de sus vidas.
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Twitter: @juandiazcarr
Maestro en economía, licenciado en derecho y maestrante en periodismo.