
Zedillo, jefe político de la intelectualidad de la derecha
Oaxaca, Oax. 26 de julio 2012 (Quadratín).- Libana es el título del libro más reciente del Maestro en Lingüística Indoamericana, Víctor Manuel Vásquez Castillejos, amigo que firma sus obras bajo el seudónimo de Víctor Cata, un escritor que por su preparación y juventud, promete sorprendentes y potentes obras académicas y creaciones literarias para gloria y persistencia de la cultura y artes binnizá.
La afirmación de que tendremos en Víctor Cata a uno de los grandes escritores en lengua diidxazá, lo fundamenta palmariamente sus libros Nácasinu diidxa Sólo somos memoria, y éste, que presentamos hoy a los lectores juchitecos: Libana.
Libana es un libro publicado apenas hace un mes en el Taller de Mario Lugos, con fotografías de portada y contraportada de Roselia Chaca, e ilustrado por Azucena Nardo; un libro escrito a partir de entrevistas y de investigaciones en textos referentes a la materia; que contiene 16 Libana: 10 agrupados por el Maestro Víctor Cata como Libana Tradicional, que él mismo define como discurso matrimonial que contiene arcaísmos, palabras inusitadas, construido con préstamos de un español arcaico y términos del santoral católico, y que es pronunciado exclusivamente por el xuaana-señor principal para desarrollar su oficio de casamentero; 4 Libana Recreado, el libana construido a partir de la recreación de fragmentos de un Libana tradicional y que lo pronuncian los rezadores, no los xuaana o principales; y 2 Libana de Rezos, que el Maestro Víctor nos dice que son los construidos sobre un lenguaje cotidiano, con pasajes bíblicos, sin alusión a deidades zapotecas y que lo dicen personas mayores que no tienen por oficio ser xuaana ni rezadores.
Pero qué es Libana. El sermón o Libana, dice Víctor de la Cruz, otro importante investigador y escritor juchiteco, es un género de la literatura indígena binnizá, que logró sobrevivir hasta ahora, adaptándose a las condiciones de las épocas, como la que menciona Alonso de Zorita en su libro Los señores de la Nueva España, publicado en 1942,
que los nombres que había de sus dioses les avisó que los quitasen e pusiesen el nombre de dios verdadero y señor nuestro Esta cita explica por qué esta forma de la literatura indígena, de origen tan antiguo, contenga interpolaciones cristianas como las que encontramos en los Libana actuales. Propone de la Cruz en su libro Guie sti diidxazá La flor de la palabra, que el Libana, pertenece al género didáctico, junto al diidxagola o proverbios y el tichahueniláchi-narraciones o crónicas históricas.
Al referirse al lenguaje de los huehuehtlahtolli (discurso de los ancianos), que para muchos es el Libana entre los nahuas, dice Ángel Ma. Garibay: El estilo, está ya dicho también, guarda semejanza con las formas de la poesía y tiene su razón de ser en el deseo de ayudar a la memoria. Y finaliza sobre el asunto de esta manera: La frase paralela es uno de los mejores recursos mnemotécnicos. El mismo pensamiento dos veces expresado, vestido de dos imágenes diferentes, es como un doble golpe de martillo que hinca el clavo. Libana, entonces, según mi tocayo De la Cruz, es un acto público en el cual el sacerdote indígena casa a dos personas y las bendice tanto a ella como a los miembros de la familia de los contrayentes.
El maestro Víctor Cata, por su lado, nos dice que Libana significa discurso, que algunos vinculan con el discurso que pronuncia el xuaana Señor principal, durante la ceremonia de la Bendición de los novios, llamado guendariuundaaya; por eso los llama Libana de la Bendición, y los 16 Libana que recoge y traduce en este libro, son discursos que acompañan las diversas etapas del rito matrimonial, y los agrupa, como ya dije anteriormente, en Libana Tradicional, Libana Recreado y Libana de Rezos.
Éste otro Víctor, Terán que habla, a manera de conjetura propone, que Libana es un discurso sagrado, que desempeñaba un papel real en la estructuración de la vida prehispánica, creado por los sacerdotes binnigulasa, antecesores de los binnizá actuales, para preservar su memoria histórica y bendecir sus ceremonias. Digo yo que por eso se han encontrado Libana de bendición de novios, eróticos, de bautizo, ante la muerte y para la cesión de tierras. Es un discurso sagrado, porque proviene de una autoridad respetada, como un gobernante o sacerdote indígenas, de allí que sea un discurso digno de veneración y respeto, además de, o por, las bendiciones divinas que prodiga.
Aseguro también, que fue un género de composición artística escrita de la lengua diidxazá, que se convirtió en oral para preservarla de boca en boca, o mejor dicho, de memoria en memoria, ante la destrucción e imposición cultural de los colonizadores. Acordémonos de la investigación de Joyce Marcus (La escritura zapoteca. Barcelona, abril 1980), que dice: Los binnigulasa iniciaron la elaboración de una escritura, la más antigua entre las cuatro únicas formas verdaderas de escritura en las culturas precolombinas, en una fecha muy temprana en el nuevo continente; en los años 600 a. C.. Francisco de Burgoa también reconoce que los zapotecas tenían códices en donde registraban con caracteres sus mitos e historias, y describe, criticando a nuestros ancestros binnigulasa, que
su lenguaje eran tan metafóricos, como el de los palestinos, los que querían persuadir, hablaban siempre con parábolas, y sus historiadores formaban caracteres, de lo que decían
El Libana, entonces, no fue un discurso improvisado, fue una composición artística, que por su estructura única y contenido profundo y bello, tuvo que ser un arte de la lengua escrita, que sólo los principales podían pronunciar ante un auditorio en los eventos trascendentales de la vida, no nada más matrimoniales. Su finalidad no era nada más persuadir, sino también enseñar ideales éticos y deleitar.
El maestro Víctor Cata logra rescatar en este libro 16 Libana de Bendición, que al leerlos, como por embrujo, nos apresa el misterio de la fundación del mundo y de los hombres, nos arrastra a los terrenos del corazón de los hombres y mujeres limpios o ejemplares, nos convence de la necesidad de ser personas éticas en el mundo para frenar nuestra tendencia a ser abusivos y destructivos. Son discursos antiguos, joyas sobrevivientes de la catástrofe colonizadora de ayer y de hoy. Los hispanismos que hieren su cuerpo, son cicatrices de las múltiples batallas que han protagonizado para llegar hasta donde nosotros. Su empecinamiento de persistir, nos debe llenar de esperanza en el trabajo de recuperación y desarrollo de nuestra memoria histórica, lengua y cultura.
Gracias, Maestro Víctor Cata, por este valioso y ejemplar trabajo, las traducciones son insuperables, artísticamente hablando, ¿hay necesidad de restaurar los Libana como proceso de depuración lingüística?, ¿hay necesidad de recrearlos? Yo digo que sí, como existe y urge la necesidad de recuperar el por qué y para qué realizamos nuestras festividades tradicionales o las costumbres antiguas como el Guendaracanesaa-Tequio; porque yo no creo, por ejemplo, que una vela se realice únicamente para bailar y emborracharse, algo habrá de fondo en esas fiestas, en las costumbres y tradiciones binnizá, que ya casi nadie sabe o recuerda.
El libro Libana del Maestro Víctor Cata, viene a evocarnos la costumbre antigua del arte del decir profundo y exquisito, de nosotros depende recuperar ese arte, no como consumo folklórico, sino para seguir practicándolo en los actos esenciales de nuestras vidas, y así volver a arraigar y proyectar nuestro ser binnigulasa y binnizá.
Guidxiguie Quichi, Lulá,
Gande ne xhoopa gubidxa
lu beeu bigadxe, íza 2012.