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Xochitlalyocan, jardín que resguarda la memoria verde de México
Oaxaca, Oax. 17 de mayo 2012 (Quadratín).-La Profesora Graciela Hernández Rivera siempre va un paso adelante. Mientras en el Congreso Federal se analizaba una ley para eliminar la comida chatarra de las escuelas, ella la había desterrado desde hacía varios años de la escuela primaria Policarpo T. Sánchez, donde es directora.
En lugar de venta de frituras y refrescos embotellados, con tequio y aportaciones de los padres de familia se construyó y equipó una cocina dentro de la escuela, donde las mamás de los alumnos se van rotando para preparar y vender en el recreo cocteles de fruta, tlayudas, tacos, quesadillas, aguas de fruta y hasta postres, a muy bajo costo, higiénicos y saludables.
Mientras la Secretaría de Salud federal iniciaba una campaña para promover el ejercicio físico entre los niños a fin de combatir la obesidad, de la que México es campeón mundial, la profesora Graciela contaba desde años atrás con un programa de educación física integral que empieza a las 8:00 de la mañana cuando el alumnado en pleno hace 15 minutos de ejercicios al ritmo de Mozart, antes de entrar a las aulas.
Y como no basta con una hora a la semana de actividad deportiva, además de los 15 minutos de ejercicio diario ocasionalmente se organizan competencias que permiten la convivencia y estimular con algunos modestos premios a los chicos sobresalientes.
Ahora, los candidatos a la presidencia de la república ofrecen ampliar los horarios en las escuelas para que sean de tiempo completo. La escuela Policarpo T. Sánchez ya lo es desde hace varios años. Por la mañana acuden alumnos de primero a sexto de primaria y por la tarde se atiende a niños de cero a 5 años que asisten con su madre dentro del proyecto Niños y niñas educándose en comunidad (NyNEC) inspirado en un modelo cubano premiado por la Unesco como el mejor de Latinoamérica.
Además, en este plantel existe un punto de encuentro del Instituto Estatal de Educación para los Adultos donde personas mayores y hasta de la tercera edad, acuden a recibir alfabetización.
La institución cuenta con aula de cómputo con 45 equipos y ludoteca donde los niños acuden en tiempos libres a jugar ajedrez, damas chinas o a leer algún cuento.
Para la profesora Graciela, con 60 años de servicio docente, la educación debiera ser un apostolado, pero, lamenta, no lo es. La educación es la oportunidad que tiene el maestro de formar hombres y mujeres integrales. Es una gran responsabilidad porque no sólo se trata de instruir sino de modelar el carácter y temperamento del ser humano, afirma.
Formada en el desaparecido Instituto Federal de Capacitación Magisterial puesto en marcha por José Vasconcelos en los años veinte del siglo pasado, ingresó a los doce años, recién terminada su instrucción primaria, y a los quince ya era profesora.
Trabajó en comunidades retiradas de la región mixteca donde incluso había que arribar por avioneta, por los años sesentas. En los setentas impartió clases en la única escuela primaria que por aquella época existía en la agencia municipal de San Martín Mexicapan, la Demetrio M. Navarrete, en la periferia de la ciudad de Oaxaca, y en los ochenta fue nombrada directora de un plantel de nueva creación, que es en el que se desempeña desde entonces, situado en la colonia Moctezuma, en las faldas de los cerros que protegen la zona arqueológica de Monte Albán.
Desde luego las puertas de la escuela permanecen cerradas cuando la sección 22 del sindicato magisterial convoca a sus movilizaciones, pero fuera de ahí, la institución opera de ocho de la mañana a seis de la tarde, de lunes a viernes, atendiendo a más de 800 alumnos con 25 profesores.
Al preguntarle cómo ha logrado construir una escuela singular y muy prestigiada, pues aunque se ubica en la periferia de la ciudad atrae alumnos de otros puntos distantes, la profesora señala que ha sido posible con la solidaridad y el tequio de los padres de familia y la colaboración de los profesores.
La maestra Chelita o la Dire, como le dicen en tono afectuoso padres, maestros y alumnos, fue invitada en 2005 para asistir al Encuentro Latinoamericano de Educación que se lleva a cabo anualmente en Cuba, donde tuvo la oportunidad saludar al Comandante Fidel Castro.
Con 60 años de servicio trabajados al cien por ciento, bien podría jubilarse pero dice que no, que todavía tiene muchos planes para esta escuela cuyo prestigio ha trascendido las fronteras de México.