
Zedillo, jefe político de la intelectualidad de la derecha
Oaxaca, Oax. 19 de abril del 2012 (Quadratín).- Al cuarto para las doce, como para que quede el registro de que algo se hizo, las comisiones unidas de Gobernación y Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados aprobaron por mayoría la reforma política que impulsa las candidaturas independientes, la consulta popular y la iniciativa ciudadana; también otorga más facultades al Senado de la República para ratificar a los funcionarios de los órganos reguladores del Estado, facilita la toma de protesta al Presidente de la República y su sustitución en caso de ausencia absoluta.
De ese modo, así como ocurrió en la unción del presidente Felipe Calderón que entró literalmente al Congreso por la puerta de atrás, podrá jurarse fidelidad a la Constitución y ser Presidente Constitucional, sin esos vericuetos.
También en el caso de la consulta popular, los diputados aceptaron la propuesta de la colegisladora, que establece un umbral de al menos 2% de la población inscrita en la lista nominal para el trámite y 40% para su vinculación.
En sesión de trabajo en el Palacio Legislativo de San Lázaro, los representantes de las diferentes fracciones legislativas consideraron como avance para la democracia, pues se permite más participación de la sociedad en la toma de decisiones, dijeron muy ufanos.
Si bien la reforma no contiene todos los temas que auténticamente beneficiarían al sistema político y electoral del país, se debe considerar como gran avance. Además, se pronunciaron porque la próxima Legislatura elabore propuestas alternas que perfeccionen el ordenamiento constitucional.
O sea, que los que vengan, hagan el resto, mientras los diputados salientes se llevan sus voluminosos salarios por hacer lo que la población bien sabe y critica: NADA, más bien, MUY POCO.
Porque frente a los problemas estructurales y legislativos que tiene el país, si los legisladores fueran sensatos y un poquito responsables, seguro dormirían de plano en el Congreso para sacar la casta y no irse con resultados cuestionados y cuestionables.
Claro, ya varias decenas de ellos están pensando y actuando en el cargo que viene aun cuando siguen devengando un salario por los meses que les faltan: abril, mayo, junio, julio y agosto.
Pomposamente se ha buscado darle a estas reformas la categoría de reforma política, ya que incorpora a la Constitución las figuras de consulta ciudadana, iniciativa popular y candidaturas independientes, entre otras, aunque deja fuera la reelección de legisladores y alcaldes, la revocación de mandato y la reconducción presupuestal.
Con 279 votos a favor, 19 en contra y tres abstenciones, los legisladores avalaron parcialmente la minuta del Senado de la República e instruyeron sea turnada a las legislaturas locales para su ratificación. Uno se pregunta, ¿si hace cuentas, porque solo 3 quintas partes de la Cámara de Diputados votaron?, ¿donde estuvieron los ausentes?
Un aspecto hace pensar en que se considera primero la comodidad de los políticos, antes que, por supuesto la conveniencia de la Nación o de los ciudadanos. El proyecto de reformas constitucionales establece, además, un nuevo mecanismo para la sustitución del Presidente de la República en caso de falta absoluta y sea el titular de Gobernación quien se haga cargo del despacho, en tanto el Congreso de la Unión designa al mandatario provisional, interino o sustituto, según sea el caso.
Prevé también que el Presidente rinda su protesta de ley ante las mesas directivas de las cámaras de Diputados y Senadores o ante el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en caso de que no existan condiciones para que lo haga ante el Congreso de la Unión en pleno.
Incluye asimismo la figura de iniciativa preferente, para que el mandatario en turno presente en cada periodo ordinario dos proyectos con ese carácter, a fin de que los legisladores dictaminen y voten en un plazo perentorio de 30 días, pues de lo contrario pasarían directamente a discusión y votación en el pleno. Otros temas son la ratificación de los titulares de las comisiones Federal de Competencia, Federal de Telecomunicaciones y Reguladora de Energía en el Congreso de la Unión, así como la desaparición de la llamada cláusula de gobernabilidad en la integración de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Las reformas parecen estar enfocadas a mantener el confort de la clase política y menos para atender la crisis en que está sumido el país desde hace tiempo y cuya descomposición se percibe cada vez más en que el pueblo va por un lado y los gobernantes, por otro. Hasta da la impresión que uno va para allá y el otro, para acá.