
¡Por más días efectivos de clases!
México, DF. 5 de abril del 2012 (Quadratín).- Aunque con la misma formación política, ideológica y partidista, Vicente Fox y Felipe Calderón son diametralmente distintos. A ambos se les señala su falta de capacidad para lograr gobernabilidad, paz social y crecimiento económico.
También puede criticárseles sus resbalones verbales, sus políticas de gobierno y sus estilos coincidentes en nunca guardar silencio. Pero hay un hecho que marca la diferencia entre uno y otro.
En la administración foxista el fallecimiento del ex presidente José López Portillo apenas mereció la atención de la pareja presidencial en turno. El presidente Calderón, en cambio, actuó no solo como jefe de gobierno y de partido, sino como Jefe de Estado (así con mayúsculas).
Y dio testimonio a sus colegas de Estados Unidos y Canadá de tal condición. Seguramente tanto el Primer Ministro canadiense como el mandatario estadounidense vieron más que justificado que Calderón en cuanto terminaron las juntas y encuentros de la cumbre de Norteamérica en Washington, regresara a la ciudad de México para rendir homenaje de Estado a su antecesor en el cargo, de distinto partido político, Miguel de la Madrid Hurtado.
El hijo del extinto mandatario agradeció en nombre de su familia el homenaje que reunió a la clase política mexicana, en un acto cívico republicano, de los que tanta falta hace cuando todo se vuelve electoral, partidista.
El gesto que usted ha tenido contribuye a la construcción de la memoria histórica…No sólo nos sentimos reconfortados, sino, también, afortunados, por este espacio donde hacemos un alto para mirar la historia que nos tocó vivir, dijo De la Madrid Cordero.
Fue, en palabras del presidente Calderón un sentido y republicano homenaje, a un hombre que dirigió nuestro país y encabezó los esfuerzos de los mexicanos en momentos sumamente desafiantes. Don Miguel de la Madrid fue un hombre sereno y ecuánime, un hombre de familia; un hombre que amaba profundamente a nuestro México y, al que, estoy seguro, le entregó toda una vida de servicio. Durante su Presidencia tuvo que hacer frente a los efectos de una profundísima crisis económica.
Sabemos que México fue la gran pasión de Miguel de la Madrid. Por eso, hoy, México le reconoce su entrega, su esfuerzo y dedicación en los momentos aciagos en los que le tocó dirigir los destinos del país como Presidente de la República.
El ex presidente Fox ha sido el mandatario que más ha despreciado y devaluado la investidura, con su estilo y su personalidad. Aun así, a su fallecimiento ojalá el mandatario en turno, sea de cualquier partido o ideología, actúe con el sentido republicano y a la altura de Estado que a él le faltó por comisión o por omisión.
Bienvenidos la educación cívica, el ritual de Estado, el respeto y el cultivo a valores laicos y republicanos que animan y rompen el destino derrotista y trágico de los últimos tiempos. Por eso, nobleza obliga y honor, a quien honor merece.