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Ebrard hará todo ante Trump, diplomacia y comercio
México, DF. 12 de marzo del 2012 (Quadratín).- Hace todavía poco tiempo era impensable encontrarse a un alto ejecutivo taqueando en la vía pública. Hoy se ha vuelto normal. La única explicación que podría tenerse es que el deterioro del ingreso tanto por desempleo como por inflación, impacta también a las clases medias y altas y ahora es normal comer tacos de canasta de a 3 pesos.
Quien sea que el próximo primero de julio obtenga la mayoría electoral y el cargo de Presidente de la República Mexicana se enfrenta a esta realidad y tiene una ardua tarea y un desafío amenazante por delante, enfrentar dos problemas verdaderamente importantes: educación y pobreza.
Los partidos más grandes tienen ya designados a sus candidatos, quienes rindieron la protesta correspondiente en sendos actos criticados hasta la saciedad. Ninguno se salvó de la andanada de opiniones que revelan las fobias y ocultan las filias de la llamada opinocracia.
Las cifras del déficit y las carencias educativas, así como del incremento de la pobreza son vergonzantes no sólo para el gobierno, para los mexicanos en general.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval) dio a conocer el resultado de su último análisis y es preocupante.
Durante el sexenio subió 21.4% el número de trabajadores mexicanos que con su salario no pudieron adquirir el paquete de alimentos; en Nuevo León aumentó 82%. El crecimiento económico y la generación de empleos en México no se tradujeron en mayor bienestar para la población, pues en los últimos cinco años se incremento 21.4% el número de trabajadores cuyo salario no alcanza para adquirir una canasta alimentaria, reveló el Coneval.
La canasta alimentaria costaba 805.34 pesos al cierre de 2006, pero para el 2011aumentó a mil 67 pesos, es decir, 32.5% más. Por supuesto los salarios mínimos no tuvieron ese incremento.
De acuerdo con el Índice de Tendencia Laboral de Pobreza que mide el Coneval, entre el tercer trimestre de 2008 y 2009 la situación se agudizó, pues muchos trabajadores dejaron de tener capacidad para comprar los alimentos más indispensables. El salario mínimo al cierre de 2006 era de 48.67 pesos diarios, mientras que para 2011 el monto subió a 59.82 pesos.
De acuerdo con los últimos datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social de las 47.8 millones de personas ocupadas en el país, 65%, es decir, 31.2 millones de empleados no reciben retribución por sus labores o van de uno y hasta tres salarios mínimos (de mil 800 pesos a 5 mil 400 pesos al mes).
La investigadora del Grupo de Análisis de la Coyuntura Económica Mexicana (GACEM) de la UNAM, Josefina Morales, dijo que los salarios en México son los más bajos de América Latina.
De acuerdo con la Facultad de Economía de la UNAM, un salario mínimo apenas alcanza para adquirir una tercera parte de la canasta básica.
En los últimos seis años, los mexicanos perdieron más del 25% de su poder adquisitivo. De acuerdo con el estudio de la máxima casa de estudios del país, titulado La inflación en México al cierre de 2011, disminuyó el poder de compra en bienes y servicios.
Indica que si se destinara un salario mínimo nominal de 2011 equivalente a alrededor de 60 pesos diarios, al consumo de un producto, sólo se podrían adquirir cinco kilogramos de tortilla, menos de tres kilogramos de huevo, poco más de tres kilogramos de arroz, alrededor de tres kilogramos de frijol bayo o más de dos litros de aceite.
Mientras que en 2006, con un salario de 47 pesos diarios aproximadamente, era posible comprar siete kilogramos de tortilla, más de tres kilogramos de huevo, cuatro kilogramos de arroz, más de cinco kilogramos de frijol o más de tres litros de aceite.
Los expertos detallan que la comparación entre el crecimiento real de los precios de la canasta básica y el de los salarios mínimos reales, refleja la fuerte pérdida del poder adquisitivo de los mexicanos.
El fenómeno tiene consecuencias también en la industria electoral. Es sabido que la oferta-demanda de personas que se contratan para asistir a eventos políticos ha sufrido también un encarecimiento en los últimos años. Quien mejor paga, dicen, es el PRD pues se les dota de un pago en efectivo alrededor de los 200 pesos más la consabida torta o lunch y un refresco. Esta práctica se heredó del priismo del que, incluso, se hizo mofa respecto a apoyar a personajes con nombres como el del profesor Carlos Hank González, de quién se decía, a su paso, le gritaban Juan y ante el reclamo del coordinador correspondiente, la respuesta del interpelado era: por una torta y un refresco tenemos que hablar en alemán.
Sólo tomando en cuenta esta realidad es posible entender que el costo de los votos tanto en procesos internos como en las competencias electorales se haya elevado tan aceleradamente en los últimos años. O también que los tiempos de los acarreos se acorten y, como en el pasado, pasan lista
y se van.