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Oaxaca, Oax. 10 de marzo del 2012 (Quadratín).- Es indudable que el proceso de ciudadanización en el mundo moderno es una forma de enmascaramiento de la realidad social. Esconde una de las formas de discriminación del ser humano a partir de la constitución de la ciudadanía en los Estados modernos.
En un mundo globalizado la ciudadanía es la expresión más pura de discriminación del ser humano en cuanto tal. Por no ser ciudadano no se tienen los derechos más elementales que todo ser humano debería de tener como los son al derecho de vivir en un territorio determinado, al trabajo bien remunerado, el derecho a los accesos de servicios de educación, salud y de libre tránsito, al derecho de la libre expresión de las ideas, etcétera. Así, por el hecho de no ser ciudadano se puede vivir en la servidumbre.
Con el pretexto de defensa de su propia ciudadanía, de su territorio, de sus leyes e instituciones, los gobernantes de los Estados modernos establecen políticas muy severas en contra de los no ciudadanos, como por ejemplo, los mexicanos o latinos que ilegalmente ingresan al Estado Americano. Las divisiones que han existido entre los seres humanos desde los albores de la humanidad, han sido motivo de conflictos y de guerras. Así recordamos la división entre clanes, grupos, ciudades, imperios, reinos, feudos y por último la división entre Estados y Naciones. En este sentido, es muy importante destacar que el alemán Herder en el siglo XIX, crea los conceptos interrelacionados de nacionalismo e historicismo, rompe con la idea que la realidad estaba ordenada de acuerdo con leyes universales, intemporales, objetivas e inalterables; Herder por el contrario, sostuvo que cada actividad, situación, periodo histórico o civilización poseía un carácter único propio; de modo que el intento de reducir tales fenómenos a combinaciones de elementos uniformes y de describirlos o analizarlos en términos de reglas universales tendía a suprimir precisamente esas diferencias decisivas que constituían la cualidad específica del objeto estudiado, fuese en la naturaleza o en la historia (Isaiah Berlin, El Estudio Adecuado de la Humanidad, página 262).
La tesis fundamental de Herder es que la historia se debe entender a partir de las comunidades y no a partir de los individuos, esta tesis tiene su predominio todo el siglo XIX y el siglo XX hasta que aparece la contra tesis llamada el proceso de individualización, así para Bauman la sociedad moderna consiste en su actividad de individualizar en la misma medida en que las actividades de los individuos consisten en ese diario remodelar y renegociar sus compromisos mutuos que se llaman sociedad. Para este mismo autor el individuo es el peor enemigo del ciudadano y la individualización significa problemas para la ciudadanía y la política basada en ésta, ello se debe a que las preocupaciones de los individuos en cuanto tales llenan el espacio público al pretender ser sus únicos ocupantes legítimos y excluir del discurso público cualquier otra cosa. Lo público está colonizado con lo privado; el interés público se ha reducido a la curiosidad por las vidas privadas de las figuras públicas y el arte de la vida pública a la exhibición pública de los asuntos privados y a las confesiones públicas de los sentimientos privados. Este compartir intimidades o estar interconectados en las redes, tal vez lo único que queda de construir comunidad, (Zygmunt Bauman; Individualmente, pero Juntos; en Ulrich Beck; La individualización, Paidós; 2002, Barcelona España).
Tanto el proceso de la formación de la comunidad en cuanto Estado que produce la ciudadanía y el proceso de individualización que ataca a la propia ciudadanía, son dos fenómenos del mundo moderno, pero que sin embargo, esconden una realidad de grandes diferencias sociales existentes en el mundo contemporáneo.
Por un lado, la ciudadanía excluye al propio hombre al sumergirlo a comunidades políticas diferenciadas y el proceso de individualización esconde los lazos orgánicos de los hombres entre sí, luego entonces, se debe de plantear una nueva forma de convivencia entre los seres humanos a partir de un reconocimiento de las diferencias sociales y de su necesidad de crear un mundo habitable por toda la humanidad con un gran sentido de justicia.
Ya es hora de plantearnos la necesidad de la desaparición de los Estados y constituir una sola sociedad que permita una existencia mucho menos diferenciada entre los seres humanos que habitan en América Latina, en Asia, en África y sobre todo, en Norteamérica y la Europa moderna. Mientras sigan existiendo regímenes políticos particulares y constituidos sobre la base del dominio de unos pocos sobre los muchos las guerras, los conflictos, las epidemias seguirán siendo problemas a resolver.
Luego entonces, el ciudadano deberá de desaparecer y aparecer desde luego, simple y llanamente el ser humano del mundo, con derechos y obligaciones en relación a nuestro planeta, medio ambiente y existencia de la naturaleza, no sabremos por cuánto tiempo seguirán existiendo los Estados, los ciudadanos y el impulso de la individualización, que son las formas del dominio de unos cuantos sobre los muchos y de la explotación del hombre por el hombre, pero de lo que si estamos seguros es que si no transformamos este tipo de regímenes seguiremos alentando el odio del hombre contra el hombre.