
Xochitlalyocan, jardín que resguarda la memoria verde de México
Oaxaca, Oax., 20 de febrero de 2012 (Quadratín).- La fotografía era su destino. Desde pequeña jugaba con lentes, aunque no propiamente de cámaras fotográficas, sino de telescopios.
__ En la azotea de mi casa había telescopios. Mi tío abuelo, Domingo Taboada Roldán, era astrónomo y yo estuve en contacto con los lentes pero de forma muy inconsciente. Él hacía sus propias placas y tomaba fotografías de las manchas solares y reportaba estrellas a la NASA. Mi padre, Rafael Taboada Marín, que se formó con él, siguió en lo mismo.
Marcela Taboada, originaria de Puebla y radicada en Oaxaca desde 1986, acaba de publicar una selección de imágenes en el libro Fotografía Contemporánea de Oaxaca, donde participan Graciela Iturbide, Daniel Weinstock, Vittorio DOnofri, Alejandro Echeverría, Alberto Ibáñez y Juan Carlos Reyes, entre otros.
Las imágenes que presenta en el libro son extraídas de distintos pueblos de Oaxaca.
__¿Traes la escuela de Manuel Álvarez Bravo?
__Es inevitable no fotografiar lo que sucede en los pueblos. Tal vez voy a encontrar una foto como la que hizo ya Álvarez Bravo, pero México es un lugar tan bello, tan lleno de cultura, que algo voy a encontrar. Yo soy autodidacta y me encanta descubrir, y viajar abre otros mundos. Me gustan mucho las procesiones. Lo que hago en estos eventos religiosos es foto de la calle, del momento, más difícil de lograr que la procesión en sí.
__¿Ahora ya no viajan tanto los fotógrafos como antes?
__En la época de Álvarez Bravo la vida no era tan acelerada y los fotógrafos eran más contemplativos. Bueno, esa es mi visión de esa parte del arte en México. Ahora ya no puedes detenerte a mirar un rincón de tu casa. Y es tan bello ver los árboles, la arquitectura, hemos perdido esa posibilidad de contemplar la belleza. El poder caminar por las calles es un placer para el corazón y el espíritu, y si puedes tomar una foto qué mejor. Hace unos días venía por Zaachila y de repente pasó una yunta arrastrando un árbol, un enorme copal, que tal vez iban a convertir en leña. Era hermoso ver la calma de ese campesino, en medio de una carretera de cuatro carriles.
__¿Cuándo descansa el ojo del fotógrafo?
___Yo soy muy obsesiva. No paro. A veces quisiera que mis ojos trajeran un rollo atrás y nada más hacer click y captar la imagen. Pero todo lo veo y cuando ya no llevo una cámara digo, bueno, ya lo vi, y se queda en el corazón. El ojo ya está educado para estar viendo todo.
__ ¿Cómo te contienes para no sacar la cámara?
__Yo creo que todos traemos ya un bagaje, una historia, y yo a veces proyecto en mis imágenes lo que a mí me atrae. Podemos estar dos persona ante un mismo objeto y cada quien ve algo diferente. La fotografía es un trabajo interior. Yo admiro a Henri Cartier Bresson porque él hablaba de ese momento decisivo en que se hace click y dice que por algo fue. Él estaba en una calle y se podía pasar horas esperando algo. He visto hojas de contactos y tenía como 5 rollos con la misma escena. Hay un momento decisivo. La foto requiere de un proceso de estar en paz. Un gozo, un placer, para hacerla.