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Periodistas del New York Times podrán utilizar IA de forma legal
Oaxaca, Oax., 31 de enero de 2012 (Quadratín).- Encender la televisión, el tomar el control, presionar el botón rojo y dirigir nuestro brazo derecho hacia esa caja con pantalla de cristal, nos otorga un poder ¡magnánimo!
Tomamos asiento o nos recostamos en la cama, acomodamos ese remedo de nalgas que tenemos y dejamos que la luz, los colores y sonidos nos impacten cual rayo laser a los aliens de película hollywoodense o como cuando El Santo lucha contra los asesinos de otros mundos, así de impresionante y espectacular resulta ese aparato que se ubica como toda buena monarquía, en el centro del hogar, de la habitación y expande su reinado, hasta cuándo vamos al baño.
Ahí descubrimos la inocencia y a la par, las delicias de los pecados capitales, ahí aprendimos a contar, pero también a mentir, a soñar, a imaginar.
Pero en buena parte, ahí conocimos de nuestra historia, sin reconocer nuestra imagen.
El ejercicio de presionar el botón rojo y perdernos en una pantalla de cristal, se ha vuelto una cotidianeidad, lo que nos ha llevado a un letargo intelectual, ya no procesamos, no analizamos, no pensamos, simplemente consumimos y con la misma decidimos.
Y conociendo esta estructura funcional de cerebros, surgen los redentores, los profetas, los autodenominados líderes de opinión, aquellos que cada comentario que dicen, va acompañado de una marca registrada.
Así sucede allá en lo que los intelectuales hipsterianos llaman el mundo globalizado y que ubican a nuestra chapulinera ciudad, estado o congal, como una zona de experimentación.
Sin embargo, aquí también existen aquellos que han encontrado en esa caja de cristal, un elemento para el control de mentes, sobre todos de los mas sesudos intelectuales de la política, aquellos que nos ilustran diciendo que saben cuando los están grabando porque está encendido el foquito rojo, ja! Pobres ilusos, dejemos que sigan pensando lo mismo.
En esta entidad de tlayudas y chapulines gachupineros, se ha gestado un poder impresionante de aquellos líderes de opinión, que se creen con la facilidad para asaltar a micrófono abierto a todo aquel que pueda crear leyes, evitar impuestos, otorgar permisos y principalmente, evitar acciones legales.
Cuando los lobos se reúnen y cazan en manada, es cuando debemos temer más, cuando estos animales babean con la única intensión de abalanzarse sobre ti, es señal de que estamos en un momento crítico.
Y así es como sucede en este nuevo esquema mediático de pantalla, con un derroche de tecnología y la cuasi nulidad de talento, se avocan a uno de los principales elementos que tienen aquellos que prostituyen y denigran el oficio más bonito del mundo, el periodismo, el de contar historias.
Hay quienes no se inmutan por lo que les pasa a su alrededor, pues con un simple click en el control remoto, cambiamos de realidad.
Hay quienes temen por el incremento de ese poder fáctico que se le da a estas rémoras del presupuesto, pero que precisamente a esa figura de omnipresencia se han convertido en los famosos peces gordos y se han dispuesto a ser los dadores de verdad, los portadores de la salvación y más insoportables que aquellos que tocan a tu puerta justo cuando estas por salir a la oficina.
Cuando la gente se une y logra cambiar el rostro de quién los gobierna, estas rémoras se aprovechan y se colocan en puntos donde exigen a nombre de todos el poder de ser quienes ostenten la verdad, se desgarran vestiduras, acusan y señalan; mientras claman sus beneficios
Y aunque todo esto resulta alarmante y demasiado preocupante, es más indignante que aquellos que conocedores del problema no hagan nada, se quedan inertes, son simples espectadores, quizá por tener algo que criticar después o por las aspiraciones de caer futuras complicidades, y ese periodismo, queda en retórica barata, en una carta de presentación desgastada, en una aspiración.
Pero que todo siga así, con esos seres que siguen reuniéndose para seguir succionando la vida al periodismo, que sigan explotando y denigrando a esa pantalla de cristal, que se ha vuelto el espejo social.
Total, a final de cuentas, el medio siempre será el medio y los periodistas y el periodismo sólo un peón más en esta vorágine de ambición.
@argelrios