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México, D.F., 19 de diciembre de 2011 (Quadratín).- Sería una grave equivocación comparar a Marcelo Ebrard con Humberto Moreira Valdés. Sin embargo, una de las varias similitudes es que ambos son perdedores.
Ebrard perdió (o cedió) la precandidatura del PRD a la Presidencia de la República que le ganó Andrés Manuel López Obrador, y Moreira la presidencia del Partido Revolucionario Institucional, a consecuencia de los escándalos por el pésimo manejo financiero en Coahuila, entidad a la que dejó endeudada y en virtual bancarrota.
El jefe de gobierno del Distrito Federal se abona múltiples y variados triunfos: el sistema de ecobicis, que es todo un éxito para quienes se mueven en la zona de oro del D.F., el corredor de Reforma, del Zócalo a la fallida y carísima estela de luz, la red de metrobuses que ya resulta insuficiente debido al éxito obtenido, la ampliación del Metro y, por supuesto, el ornamento que a cada cambio de estación ocurre en el Paseo de la Reforma y en algunos otros puntos de la ciudad.
Incluso logró reconocimientos internacionales por reverdecer la ciudad y la colocó como la número uno entre 834 ciudades del mundo. Obvio, no fue gratis y Ebrard no es quién pagará la cuenta por esos logros.
Decenas de pequeñas y medianas empresas están en quiebra porque el gobierno del Distrito Federal les compró flores que nunca ha pagado. Tácitamente, los productores le fiaron plantas de ornato por un monto de 98 millones de pesos y que le hagan como quieran.
Apenas en mayo pasado, Ebrard se vistió de luces para recibir el galardón Alcalde del año, de la City Mayors Fundation de Nueva York.
Por supuesto que allá no salió a relucir el endeudamiento con 350 viveristas de los estados de México, Morelos, Michoacán y Tabasco que se arrastra desde 2007. Han entregado plantas de ornato para playas artificiales, pistas de hielo, parques, avenidas y actos públicos y la respuesta de pago ha sido tarde, mal y nunca. Se les debía hasta mayo pasado mil 500 millones de pesos.
Lejos de crear empleos hoy son varios los terrenos de cultivo abandonados. Las plantas de ornato entregadas, sirvieron para decorar Reforma, del Caballito hasta la Fuente de Petróleos, para lo de Miss Universo, promovido en mayo de 2007 por la entonces titular de Turismo local, Alejandra Barrales, quien hoy aspira a suceder a Ebrard.
Después de tres años de exigir el pago del adeudo es hasta ahora que resulta que no era lo que se había contratado y que como no le gustó (al gobierno capitalino), no lo paga.
De puerta en puerta, de ventanilla en ventanilla, los productores de flores llegaron hasta la oficina de Fernando Aboitiz, cercano al jefe de gobierno, quien les informó que como decidieron utilizar las vías legales para el cobro del adeudo, esperen a que la autoridad judicial determine el pago correspondiente.
No es aceptable comparar a Ebrard con Moreira, pues aquel no produce la quiebra financiera de la ciudad de México, aunque si muestra un rostro no compatible con el discurso perredista de apoyo a los que menos tienen, de crítica a los monopolios o de justicia para quien trabaja.
Los productores de flores, ni siquiera sus representantes o quienes dirigen las empresas para las que ellos trabajan, no tienen la culpa de la mala administración financiera y económica del gobierno del Distrito Federal. Bienvenidos sean los programas que alienten el uso de transporte alternativo como la bicicleta, la mejor señalización de calles, el mejoramiento de recolección en sistemas de basura, hasta la colocación de parquímetros que amenazan el negocio de cientos y miles de franeleros que viven de sacarle provecho a la falta de lugares de estacionamiento en las zonas conflictivas de la ciudad.
Lo que no se vale es que por adornar avenidas o fiestas con flores frescas, que como ya se secaron, no se pagan a sus productores.
Ahí sí puede ser que Ebrard se parezca con Moreira. Que paguen los que vengan.