
La Ley de ciberasedio en Puebla, bajo la lupa
En vivo, desde Oaxaca, Cd. de la Resistencia
Slogan de Radio Plantón 92.1Fm
Oaxaca, Oax., 22 de noviembre de 2011 (Quadratín).- El día pintaba para ser muy caluroso, estaba sentado en una de esas bancas largas que nunca faltan en estas oficinas de gobierno, y mis pies ya sentían lo caliente del sol.
Mis jeans y camisa a cuadros, tenis de esos PANAM, que no dejan de estar de moda y una carpeta de esas de color crema que consigues en las papelerías de la esquina.
Dentro de aquel folder, que comenzaba a resentir el calor, gracias al sudor que corría de mi brazo, traía en su interior tres solicitudes de empleo, una en blanco, otra con errores y la última sin errores, salvo una pequeña corrección, ahí donde dice fecha.
Faltaban como diez en esa fila, cada uno con su carpeta, unas crema, otras azules, incluso me pareció ver a un tipo, –medio mamón– de traje, corbata y en lugar de carpeta unas hojas engargoladas, pero ps se jodé, no es más que yo, porque ambos estamos por la misma razón
estamos desempleados.
Así mientras avanza la fila, veo que mi reloj me indica que ya son pasadas las 11 de la mañana, y como puedo leo lo que los ojos del policía de la entrada no quiere hacer. Un diario, con tantas noticias buenas como las que se dan el semanario de lo Insólito.
Cuando terminé de ver las fotos de aquel diario, que el poli lee muy lento, comenzaba a aburrirme, así que decidí revisar mi solicitud de empleo:
Datos Personales
Apellido Paterno, (uta si no tengo, ps le pongo equis o está bien así como lo dejé en blanco)
–Los cuestionamientos llegaban desde el principio–
Apellido Materno, (esa es fácil, Ríos)
–No sé en qué momento comencé a rellenarlo mentalmente)
Nombre(s), (a pos Argel)
Y así seguí, respondiendo a ese pedazo de papel. Me preguntó sobre mi peso, estatura, si estaba soltero, casado, divorciado, viudo o arrejuntado.
Me pidió todo número de papeles, que la CURP, AFORE, RFC, Número del Seguro Social, Pasaporte, uff
y cómo responder ante tantos datos, si a lo mucho recuerdo mi Registro Federal de Contribuyentes.
Me pregunta si hago ejercicio, si practico algún deporte, salvo las fiestas de los fines de semana.
Y mientras le respondía que a lo mucho hablaba el español y en inglés lo único que aprendí fue a decir Fuck
Vagamente me acordé de mi época en la primaria y secundaria, prepa y universidad fue un buen desmadre.
Recordé los quebrados, las divisiones, las comas, los puntos, a pesar de que en Conocimientos Generales, en el apartado de Software que conoce, puse maicrosof ofis
Pa cuando estaba yo en ¿A cuánto ascienden sus gastos mensuales?, cuando ya estaba por llegar a presentarme con la Licenciada Sánchez, ya el resto de los desempleados habían pasado. Era mi turno.
Había preparado todo un discurso.
Me acomodé la camisa a cuadros, me ajusté los jeans e intenté cubrir con el pantalón aquellos tenis PANAM, cuando comencé a escuchar gritos en la calle.
Una bocina irrumpía mis pensamientos. Me borraba poco a poco el discurso.
Entre un poco de pánico, que sentí cuando un vacío llegó a mi estómago, que terminó siendo como un poco de furia.
Eran maestros, estaban marchando.
Traté de convencerme que sólo iban de paso, al tiempo que el poli, dejó botado el periódico y cerró las puertas del lugar. Los burócratas, rápidamente desplegaron un operativo, levantando papeles, apagando computadoras, recogiendo lo que quedó del desayuno, guardando aquella bola de estambre en la bolsa de mano.
Para cuando yo estaba por levantarme y sacar mi solicitud de empleo debidamente requisitada, la fila de burócratas ya estaba lista para desalojar el edificio.
Le pregunté a la Licenciada Sánchez, que si podía recibirme los papeles y me respondió con un NO.
–¡Carajo!, luego de aguantar el sol, la fila, ver las fotos de ese periódico y no me darán el empleo, ni siquiera recibirán mi solicitud, ¡qué poca madre!
Le pedí al poli que me abriera la puerta, lo que sirvió para que todos los burócratas salieran conmigo.
Por fuera, unos maestros amarrando sus mantas en los ventanales, colgando aquellos pedazos de plástico para que les sirva de sombra.
Con la cabeza agachada, escucho que alguien grita mi nombre.
–¡Argel!
Volteo y reconocí a mi maestro de la primaria, aquel de los quebrados, de las divisiones, de los puntos y los comas, en su marcha, en su bloqueo, en la toma de oficina.
Ese que todavía me saludó y le mandó saludos a la familia.
Ahora, a caminar, no hay camiones, no tengo para el taxi y refunfuñando me fui a casa, mentando madres
Por qué a mí, si yo también soy hijo de la 22.
@argelrios