
Respuestas
Oaxaca, Oax. 19 de noviembre de 2011 (Quadratín).- Las carencias, omisiones, compromisos o perversiones de quienes los legisladores, los lleva a crear a veces leyes incompletas, equivocadas o fuera de lugar, que permiten no solo evitar el efecto buscado y convertir el proyecto en verdaderos problemas.
Es sabido que en el gremio de los contadores, antes de que se promulgue un nuevo impuesto o ley, ya está circulando el método para evitarlo, neutralizarlo, violarlo. Lo mismo ha ocurrido con las leyes electorales, que se han convertido en un auténtico galimatías.
Tanto el PRI como el PRD tienen ya elegido a su candidato a la presidencia de la República con Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, respectivamente. La ley electoral prevé partidas para los institutos políticos durante su proceso de selección interna de candidato. En automático estos dos partidos no tendrían derecho a gastos para campaña de sus precandidatos, ya que está visto que fueron ya elegidos y solo falta ser nominados.
Sin embargo, ambos partidos están en disposición de tener candidatos patito o los llamados juanitos para hacer como que competirán con los preseleccionados por la candidatura. El senador Manlio Fabio Beltrones, inclusive, ha reconsiderado la posibilidad de presentarse como candidato a la presidencia por el PRI, dada la ventaja o el proceso de selección adoptado que, según algunos, favorece o da ventajas a Peña Nieto.
En el PRD no ocurre lo mismo. La figura de juanito surgió al amparo de López Obrador. En la elección por el delegado en Iztapalapa, Clara Brugada estaba imposibilitada para contender y López Obrador ordenó se presentara Rafael Acosta Ángeles, quien al ganar la elección dejaría su lugar a Brugada. Así ocurrió, después de algunos tironeos y de que Juanito se creyó que podría ser el delegado en esa complicada demarcación.
Ahora, los juanitos son necesarios para que el IFE destine recursos para las campañas de selección interna. En este contexto se permite que, con la presencia de candidatos patito o chatarra los verdaderos contendientes a los puestos de elección popular dispongan de recursos públicos para su propaganda política.
Estos patiños de los grandes candidatos se les denominan juanitos, se trata de miembros de partidos que registran su candidatura con el único y perverso propósito de no perder prerrogativas electorales, es decir tiempos en radio y televisión, principalmente.
Si prospera la pretensión de disponer de auténticos precandidatos fantasma, el árbitro electoral agregaría más críticas a su historia de desprestigio y sería responsable de la discrecionalidad y el retroceso democrático en las elecciones de 2012.
El llamado de López Obrador fue para que el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano, registren dos precandidatos más a la Presidencia de la República -quienes no van a tener juego en la contienda- para que los recursos que les asigne el IFE los utilice él para promover su imagen y hacer proselitismo.
La ley lo permite. Es decir, la estrategia es legal, pero inmoral.
Dolores Padierna, secretaria general del Partido de la Revolución Democrática, indicó que será el próximo miércoles, en una reunión convocada por Manuel Camacho Solís, cuando se decida qué pasará en la precampaña electoral para que Andrés Manuel López Obrador pueda ocupar en los medios de comunicación los tiempos oficiales que otorga la ley, dado que el partido ya decidió a quién los abanderará en las elecciones del 2012.
Los propios dirigentes de la izquierda, a quienes se dirige esa propuesta, cayeron en contradicciones. El PT a través del senador Alejandro González Yáñez dijo que registraría a su dirigente nacional, Alberto Anaya, como aspirante presidencial para 2012, el propio Anaya negó que esto vaya a suceder, y dijo que Andrés Manuel López Obrador es su candidato único para las próximas elecciones.
Hasta la propia Dolores Padierna, fuerte defensora del pejismo, se desmarcó del llamado de su candidato: no, no, no me voy a registrar como aspirante presidencial. De facto se auto descartó para ser juanita.
Pero si defendió la propuesta de López Obrador, porque es simplemente en el ánimo de lograr la equidad en las campañas electorales y de poder utilizar los tiempos en los medios.
Si las juanitas en el Congreso indignan y generan daños, abrir un espacio a los juanitos y a la simulación en la candidatura a la Presidencia de la República, no es ni lo uno, ni lo otro, simplemente regresión democrática y una grave violación a la ley electoral, sea por el PRD o por el PRI, el procedimiento y el resultado es el mismo.
De esto, indiscutiblemente, sabe mucho el nuevo secretario de Gobernación Alejandro Poiré, quien como director de Prerrogativas y Partidos Políticos del IFE, administraba el gasto de los partidos políticos. La meteórica carrera del nuevo responsable de la gobernación nacional surge, precisamente, hace poco más de un sexenio cuando era funcionario electoral. Su carrera política transcurrió de encargado de asuntos políticos de la Oficina de la Presidencia, bajo las órdenes de su hoy antecesor, Juan Camilo Mouriño, a subsecretario de Gobernación, vocero de seguridad del gobierno federal, director del Cisen y secretario de Gobernación. Todo en un sexenio.
Como debe ser en todo el primer nivel de colaboradores presidenciales, la lealtad es la premisa para la designación, de la que Poiré puede hacer gala. Frente a la experiencia de sus interlocutores en el Congreso de la Unión o en los partidos políticos, su trayectoria puede parecer poca, pero ya se verá en su desempeño.
Por lo pronto, su misión es interpretar el pensamiento y los deseos expresos de su jefe superior y conciliarlo, como ocurrió con Carlos Abascal, otro secretario de Gobernación ya desaparecido, con la realidad política, social y económica que viva el país durante los próximos meses.
Foto:Archivo