Fumer tue
Vaya esta columna como una lágrima por los 21 que dejaron este mundo. Chile sigue sufriendo, llora su pena, a sus muertos, pero sigue luchando y para ellos ahí está la fuerza.
Oaxaca, Oax., 5 de septiembre de 2011 (Quadratín).- Hasta hace poco menos de un sexenio, la palabra terrorismo la escuchábamos de un gobierno que tiene la nariz pintada de blanco y en aquellas mega producciones cinematográficas donde entre explosiones ondeaba una bandera que sigue expiando sus culpas, apuntando hacia mil direcciones opuestas.
En nuestro país –y previo a un mes, que a la par de ser una etapa dolorosa, significa un importante escollo publicitario para legitimar el patriotismo, la libertad y mostrar quién tiene el arma más grande–, se vivieron momentos de terror, de angustia, de tristeza que aunados a las miles de muertes que a diario se conocen, hizo retumbar la frase terrorismo.
Un casino quemado en la ciudad de Monterrey, hizo que los medios de comunicación calificaran las acciones de esos seres despiadados, como terrorismo, y en nuestro México, lo que digan esos medios –especialmente la televisión– siempre será verdad y no podrá cuestionarse, fue mucho más fácil apegarse a ese concepto que solucionar las causas del problema.
La batalla mediática explotó, con las acusaciones hacia un presidente que no termina de comprender que la guerra contra el narco la perdió cuando confió en su policía.
Y los políticos comprendieron que cuando se está a unos pasos de iniciar las campañas políticas, el terrorismo no podría ser desperdiciado y sería el arma perfecta para seguir inculcando ese miedo, ese terror hacia hombres y mujeres de un México que sigue cayéndose a pedazos.
Se detuvo a los presuntos culpables y la causa, no fue la ideología, no fueron las creencias religiosas, no fue el fanatismo, no fue la política; las causas de ese ataque, de aquellos hechos de terror, surgieron de lo más elemental, el ganar dinero, la avaricia.
No hay causas profundas que justifiquen el ataque a un casino, a una casa de apuestas. Aquí no se pretendía cambiar un régimen político, no era la idea el derrocar a un gobierno, aquí no hay luchas entre legítimos e ilegítimos, aquí simplemente fue una acto delincuencial.
Sin embargo, se nos hizo fácil acusar de terrorismo o generar un nuevo concepto el narcoterrorismo y lo inauguramos con nuestras torres gemelas
una pinche casa de apuestas.
Y siguiendo con los conceptos del terror, en Veracruz, un Estado que detuvo y acusó a dos personas, ambas usuarias de las redes sociales a través del twitter, por emitir mensajes que generaron pánico en la población, diciendo que había una balacera por una escuela, que helicópteros sobrevolaban la zona y hacían disparos al aire.
Hoy esos detenidos, recibieron su auto de formal prisión, acusados de lo mismo con que el vecino norteño acusó a quienes hoy purgan una pena en Guantánamo. Para el gobierno, son terroristas.
Y de inmediato se inició un debate interesante, pues muchos pugnaban por la libertad de expresión, acusaban al gobierno de ser represor e incluso esos mismos señalamientos se volvieron políticos al calificar que esa era la forma de gobernar del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Hubo una lucha encarnada en la red social twitter, exigiendo la liberación de aquellos detenidos, reclamando que estaban en completa libertad de expresar lo que quisieran a través de la web.
Si bien, la respuesta del gobierno fue una medida extrema, los acusados también deben asumir parte de su culpa, puesto que si no existe una regulación sobre el Internet, debería existir un código ético y de responsabilidades sobre lo que se dice.
En este sentido se ha rebasado ya el sistema de web 1.0, y se dio una explosión a través de las redes y los blogs, generando lo que se conoce como el 2.0, en estos tiempos y ante esta realidad que nos azota como sociedad global, es necesario la participación y responsabilidad para co-existir en el mundo 3.0
No tomemos batallas por simple hecho de ser un Trending Topic (TT) en twitter, no lo cool es lo correcto. Asumamos nuestra ciudadanía 3.0 y afrontemos nuestras responsabilidades al hablar a través de ese ordenador.
Vivamos el 3.0 con esa responsabilidad para crear redes sociales basadas en verdaderos intereses, cambiemos el mundo con objetivos y demos la cara para decir lo que pensamos, no más usuarios sin rostros, seamos usuarios activos y revolucionemos el país, convoquemos a una guerra cuando esta sea necesaria, pero no con la máscara puesta sino con el rostro definido y orgulloso.
Hoy en México se gesta una batalla, para calificar de terrorismo, acciones que no son tan complicadas y que tienen su raíz en una guerra que a la par de sus muertos va dejando zozobra, sueños rotos y sangre, mucha sangre.