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Faccioso: Inquieto, revoltoso, perturbador de la quietud pública. Que participa en una revuelta o rebelión. Rebelde, sublevado. Se aplica a la persona que pertenece a una facción o bando, especialmente al rebelde que se levanta en contra del poder o la autoridad y causa disturbios o perturba el orden público. Dicho especialmente de un rebelde armado. Se refiere especialmente a alguien que perturba la paz de un pueblo o un país
Oaxaca, Oax., 27 de agosto del 2011(Quadratín).- La palabra partido proviene de la latina partire (dividir). Secta, se deriva del latín secare con el significado también de dividir o cortar (de ahí sección).
Aunque secta es anterior a partido se le asoció más a la religión por lo que partido se quedó en el lenguaje político (siglo XVII).
Facción, palabra que tiene relación con partido político, proviene del verbo latino facere (hacer, actuar). Los romanos usaban un derivado: factio, factionis para expresar la idea de partido; por extensión, al miembro de un partido político lo llamaban factiosus, faccioso.
También así llamaban al revoltoso, rebelde, intrigante o perturbador, es decir, este significado negativo no es nuevo; con el tiempo y hasta nuestros días, facción significa lo anterior y así le llama a un grupo político que tiene inclinaciones desestabilizadoras y nocivas, como el que conforman ciertos estafadores de la educación.
Los politólogos señalan que el político irlandés Edmund Burke, el padre del liberal-conservadurismo británico, fue quien estableció que: mientras el partido tiende a buscar el bien nacional, la facción tiende a favorecer intereses individuales, y por lo tanto, será más proclive a buscar y utilizar fuentes de financiamiento sospechosas vinculadas a intereses sectarios, grupales o individuales, no nacionales.
Lo anterior viene a cuento porque desde hace algún tiempo se han publicado notas donde aparece la palabra faccioso que, me parece, no está en su contexto. Por ejemplo, a raíz de la detención del ex alcalde de Juchitán, Roberto López Rosado, y actual subsecretario de Asuntos Indígenas, por el supuesto despojo de un predio en su tierra, cuestionado sobre el asunto, el gobernador Gabino Cué señaló:
Estas acciones fortalecen este gobierno, eso habla que esta administración es un gobierno que no es faccioso. (El Sur. Escrito por Isabel Pacheco).
Es decir, si López Rosado no hubiera sido detenido, entonces, ¿sí sería su gobierno faccioso (rebelde, desestabilizador, que causa disturbios, que perturba la paz
)?
Hace días una mujer que acusa a un funcionario del IEEPO dijo: Es facciosa la invitación para reincorporarme al trabajo en el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), porque no me aclara el tiempo, el modo y el lugar.
Es decir, ¿la invitación, causa disturbios, perturba la paz, es rebelde
? Pero, si aclara, el tiempo, modo y el lugar, ¿ya no sería faccioso?
Y, este, 25 de agosto. El integrante de la Comisión Ejecutiva y de Asuntos Laborales de la Sección 59 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), acusó que el gobierno de Gabino Cué Monteagudo, realiza un manejo faccioso y amañado de los uniformes y útiles escolares que ha prometido para los estudiantes de nivel básico (ADN Sureste. Escrito por Saraí Jiménez).
Omito el nombre del integrante porque no aparece en la nota.
El profesor quiere decir que al entregar los uniformes, ¿Gabino se muestra rebelde, revoltoso, intrigante, perturba la quietud pública del pueblo o del país?
Los más grandes facciosos de Oaxaca
El otro punto por el que me enfoqué en el término con la acepción menos usada en política (así como ya vendimia, en Oaxaca, no significa el tiempo en que se cosechan las uvas, sino un invento semántico aplicado a vender en mercados), fue por la actitud de La maldición de Oaxaca este viernes 26.
Los estos sí, facciosos profesores de la sección 22, quienes, amparados, como siempre, en la fuerza de su multitud, impidieron ejercer sus derechos a los agremiados de la sección 59, que tenían programada una reunión con autoridades federales en el auditorio del ISSSTE.
Los de la 22, como dementes, intentaron agredir e insultaron a unos quince integrantes de la 59, quienes huyeron y se ocultaron en el interior templo de Guadalupe y otros en los baños públicos de esta iglesia, algunos más huyeron en diferentes direcciones; sólo alcanzaron a una mujer: Erika Rap Soto, ex líder de la sección 59, a quien los facciosos, insultaron y reclamaron su traición al crear la nueva sección.
Los testigos creyeron que ocurriría lo del pasado febrero cuando el cobarde profesor Sigfrido Tapia Olmedo, golpeó a una mujer policía quien sigue en la impunidad, como todos los participantes en el zafarrancho, a pesar de que el gobernador declaró en televisión nacional, como tituló Excélsior. No hay disculpa para maestros; habrá justicia en Oaxaca, dice Gabino Cué
Hay que aclarar que la cosa pudo pasar a mayores dada la tradición de abuso de los malhechores de la educación, si no interviene José Alfredo Martínez Jiménez, representante de la región de Valles Centrales, quien pidió liberar a la profesora, no sin antes advertir: No permitiremos ningún evento de la espuria Sección 59, ni permitiremos que traidores como tú se paseen con impunidad después de haber propiciado la muerte de nuestros compañeros.
Como hablar sobre esa actitud hitleriana, estalinista o de sacerdotes de la Santa Inquisición que mantienen los que soportan con garbo el humillante estigma del último lugar en educación del país, parece caer en el vacío, dejaremos que el gran escritor, periodista y político decimonónico, Mariano José de Larra, nos explique qué significa ser faccioso (sólo debemos cambiar España por Oaxaca):
La planta nueva o el faccioso
Mariano José de Larra
Verdad es que hay en España muchos terrenos que producen ricos facciosos con maravillosa fecundidad; país hay que da en un solo año dos o tres cosechas; puntos conocemos donde basta dar una patada en el suelo, y a un volver de cabeza nace un faccioso.
Nada debe admirar por otra parte esta rara fertilidad, si se tiene presente que el faccioso es fruto que se cría sin cultivo, que nace solo y silvestre entre matorrales, y que así se aclimata en los llanos como en los altos; que se trasplanta con facilidad y que es tanto más robusto y rozagante cuanto más lejos está de población.
El hecho es que en todas partes se crían; sólo el orden y el esmero perjudican mucho a la cría del faccioso, y la limpieza, y el olor de la pólvora sobre todo, le matan.
El faccioso participa de las propiedades de muchas plantas; carcome y destruye como la ingrata hiedra el árbol a que se arrima.
Tiende sus brazos como toda planta parásita para buscar puntos de apoyo; produce lluvia de sangre como el polvo germinante de muchas plantas, cuando lo mezclan las auras a una leve lluvia de otoño.
Es planta peculiar de España, y eso moderna, que en lo antiguo o se conocía.
En cuando a su figura y organización, el faccioso es en el reino vegetal la línea divisoria con el animal, y así como la mona es en éste el ser que más se parece al hombre, así el faccioso en aquél es la producción que más se parece a la persona; en una palabra, es al hombre y a la planta lo que el murciélago al ave y al bruto.
El faccioso echa también, a manera de ramas, dos piernas y dos brazos, uno a cada lado, que tienen sus manojos de dedos, como púas una espiga; presenta faz y rostro, y al verle, cualquiera diría que tiene ojos en la cara, pero sería grave error; distínguese esencialmente de los demás seres en estar dotado de sinrazón.
Por eso no se puede decir que el faccioso tenga inteligencia, sólo porque se le vean hacer cosas que parezcan indicarlo; lo más que se puede deducir es que es sabia, admirable, incomprensible la naturaleza.
Los facciosos, por ejemplo, sin embargo de su gusto por el despoblado, júntense, como los lobos, en tropas, por instinto de conservación; se agarran con todas sus ramas al perdido caminante o al descarriado caballo; le chupan el jugo y absorben su sangre, que es su verdadero riego, como las demás plantas el rocío.
Otra cosa más particular. Es planta enemiga nata de la correspondencia pública; dondequiera que aparece un correo, nacen en el acto, de las mismas piedras, facciosos por todas partes; rodéanle, enrédanle sus ramas entre las piernas, súbensele por el cuerpo como la serpentaria, y le ahogan; si no suelta la valija, muere como Laomedonte, sin poderse rebullir; si ha lugar a soltarla, sálvase acaso.
Diránme ahora, ¿y para qué quieren la valija, si no saben leer? Ahí verán ustedes, respondo yo, si es incomprensible la naturaleza; toda la explicación que puedo dar es que se vuelven siempre a la valija como el heliotropo al sol.
Así que, en tiempos revueltos, suélese ver una violenta ráfaga de aire que da con un gran manojo de facciosos, arrancados de su tierra natural, en algún pueblo, el cual dejan exhausto, desolado y lleno de pavor y espanto.
Meten por las calles un ruido furioso a manera de proclama, y es niñería querer desembarazarse de ellos, teniendo dinero, sin dejársele; bien así como fuera locura querer salir de un zarzal una persona vestida de seda, sino desnuda y arañada.
Planta es, pues, perjudicial y aun perjudicialísima, el faccioso; pero también la naturaleza, sabia en esto como en todo, que al criar los venenos crió al paso los antídotos, dispuso que se supiesen remedios especiales a los cuales no hay mata de facciosos que resista.
Gran vigilancia sobre todo, y dondequiera que se vea descollar uno tamaño como un cardillo, arrancarle; hacer ahumadas de pólvora en los puntos de Castilla que, como Roa y otros, los producen tan exquisitos, es providencia especial.
No se ha probado a quemarlos como los rastrojos, y aunque éste es remedio más bien contra brujas, podría no ser inoportuno, y aun tengo para mí que había de ser más eficaz contra aquellos que contra éstas. El promover un verdadero amor al país en todos sus habitantes, abriéndoles los ojos para que vean a los facciosos claros como son y los distingan, sería el mejor antídoto; pero esto es más largo y para más adelante, y ya no sirve para lo pasado. (La Revista Española, 10 de noviembre de 1833).