
México no se arrodilla ante EU, ya está postrado ante el narco
México, D.F., 26 de agosto del 2011(Quadratín).- En apariencia hay acontecimientos sin vinculación entre sí, pero que la tienen más de lo imaginable.
Por ejemplo, visto sin atención el terrible atentado al Casino Royale de Monterrey, que ha ofendido e indignado a todo el país, no tendría porque vincularse a la muestra del cobre de unas aparentes damas de Polanco, para mayores señas.
Para comprender al México actual tendría que vincularse todo lo que ocurre.
Vivimos en una dinámica de agresión y violencia en la que el gobierno y los ciudadanos son claramente corresponsables.
En una democracia como la mexicana que todos los días presume de serlo pues vivimos en permanentes y eternas elecciones, el gobierno representa al pueblo.
Entonces, las políticas de gobierno que colocaron como prioridad la guerra contra el crimen organizado y el narcotráfico, se establecieron a partir de lo que el gobierno del presidente Calderón interpreta como la voluntad popular o de la mayoría.
Por eso los políticos viven pegados a las encuestas en vez de asomar las narices a la realidad. Cuando se hace una encuesta se toma la opinión, pero haría falta, mas bien, interpretar los hechos, leer lo que pasa, no las opiniones acerca de lo que pasa.
Ya hace muchos meses Nuevo León recibió el refuerzo de los órganos de seguridad pública y el Ejército, pues el agravamiento de la violencia y la inseguridad es problema añejo.
El acto terrorista del casino no debe desvincularse de la agresión brutal (aunque solo de palabra) de las aparentes damas de Polanco.
Seguramente las mujeres que ofendieron a los policías pueden tener los recursos, pero no la educación o civilidad acorde a los sitios que frecuentan o a la apariencia que tienen.
El nombre de las damas es lo menos importante si se revisan actitudes, acciones y hechos, no nos entrampamos en las opiniones.
Las palabras aunque no sacan sangre pero si tienen consecuencias.
La guerra empieza o se muestra cuando unas mujeres guapas que exigen trato de damas o los llamados caballeros a quienes tanto les gusta transitar o pasar su día de trabajo en Polanco protegidos por sus auxiliares, son capaces de agredir y ofender con el pinche asalariado de mierda, cuando a quien se dirigen es una autoridad, aunque la represente alguien sencillo y que ante la grosería, el abuso y lo soez, actuó con señorío y galanura, ausente en quienes llevaban buena ropa y conducta miserable.
El país está urgido de cambios políticos, económicos y sociales, pero sobre todo en la conducta individual de quienes gozan de posiciones de privilegio, como la de las damas de Polanco, a quienes nadie se atrevería a decir pinches, aunque a veces lo merezcan y no como ellas hablan
chinga tu madre asalariado de mierda.