
Día de la niñez
México, D.F., 19 de agosto del 2011(Quadratín).- Entre los ricos es criticada, pero finalmente aceptada, la excentricidad. Como poseedores de mucho dinero se les permiten caprichos que compran con dinero.
Lo que es censurado es abandonar el sentido de clase; por ejemplo ubicarse al lado de las luchas obreras o ponerse del lado de la justicia, o creer en los políticos.
Por eso sorprendió a la clase billioner (quienes poseen más de mil millones de dólares), varios destacados mexicanos incluidos, el despropósito o de plano tontería cometida, ni más ni menos que por el tercer hombre más rico del mundo: Warren Buffett.
Originario de Omaha, Nebraska, con casi 81 años, hijo de Howard Buffett, un corredor de bolsa y miembro del Congreso norteamericano, Warren estudió en la Universidad de Nebraska y luego hizo una maestría en economía en la Escuela de Negocios de Columbia, siendo alumno de Benjamín Graham.
Entre 1956 y 1969 obtuvo dividendos para sus clientes del 29.5% anual (en un mercado donde lo común va del 7% al 11%), lo que supone una rentabilidad acumulada cercana al 2.900%. A medida que se iba corriendo la voz de su habilidad, más gente le iba confiando sus ahorros y la sociedad incrementaba su base de capital. En 1969 llegó a la conclusión de que el mercado estaba sobrevalorado en su conjunto y que le iba a ser imposible seguir obteniendo las rentabilidades que había conseguido hasta entonces. Disolvió todas sus sociedades y adquirió una firma textil, Berkshire Hathaway.
Desde 1969 hasta 2003, el negocio de Berkshire ha tenido una rentabilidad anual media del 22,2% frente al 10.4% del S&P 500 incluyendo dividendos
Por eso sorprendió que Warren haya dicho en una colaboración con el New York Times, que los millonarios deben pagar más impuestos, porque habitualmente pagan (los que lo hacen) menos que quienes obtienen reducidos salarios.
En un artículo publicado en The New York Times bajo el título Dejen de mimar a los superricos, Buffett denuncia que un bilioner paga poco más del 15 por ciento de impuestos, en tanto que la mayoría están gravados con más del 30 por ciento.
Sea anatema la propuesta de Buffett, quien con iniciativas como ésta, lo único que demuestra es que el mundo sepa que es un desclasado.
Tanto, que vayan de perlas otras ideotas que ha expresado y que, por supuesto en México sólo son objeto de pitorreo o broma:
— No cree en las dinastías de millonarios, ni en que los padres tengan que dejar una posición económica o social a sus hijos.
— Los hijos tienen que tener educación y trabajar para buscar su posición en la vida.
— No creo en las fortunas familiares, sino en la igualdad de oportunidades.
— Hay que devolver a la sociedad lo que nos ha dado.
En efecto, sólo a un desclasado pueden ocurrírsele estas cosas, lo bueno es que nadie le hará caso.