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De la misma manada
Juchitán, Oax., 16 de agosto del 2011(Quadratín).- Se desfondó el optimismo, y la excitación de los primeros días de gobierno, devino en apaciguamiento y desánimo, luego en indolencia y simulación. La euforia del triunfo hizo que prometieran todo: pasión por juchitán, desterrar el rostro de la marginación y el olvido, insertar a Juchitán en el desarrollo que demandan los nuevos tiempos, etc. Y a ocho meses de distancia, la intensa luz de la realidad, cegó e inutilizó la voluntad de cambio.
¿Alguien puede alegrarse por esta declinación de las autoridades municipales de Juchitán? No, nadie, puesto que los problemas se multiplican y profundizan: la basura es atendida en el primer cuadro de la ciudad, y en las secciones y colonias, donde antes pasaba el carro por lo menos dos veces a la semana, nadie la recoge; la delincuencia se adueña del municipio, en la ciudad, comandos armados irrumpen a media noche el domicilio de las familias, reducen con violencia a los moradores y luego saquean la casa y se van tranquilamente, es tal la multiplicación de la delincuencia, que incluso los comercios instalados a media cuadra del palacio municipal son asaltados; las aguas negras han convertido a media ciudad en una cloaca inmunda que nadie procura resolver, y la regiduría de salud no emprende campaña alguna de prevención de riesgos, vendrán los vientos de octubre y las enfermedades causarán estragos en la salud y economía de los juchitecos; los campesinos, corrompidos por la familia López Nelio, ya no siembran, y esperan insensatamente su limosna del gobierno para declarar como pérdida total una siembra nunca hecha; los pescadores ribereños, ven con tristeza la contaminación y agotamiento de las lagunas donde obtienen nuestros alimentos; nuestros jóvenes, los pocos que encuentran trabajo en los comercios del centro de la ciudad, son exprimidos y humillados durante doce horas y felonamente mal pagados, los más, sin expectativas de estudio y trabajo, son presa fácil del crimen organizado.
Estos son algunos rasgos vergonzantes que las instituciones creadas para protegernos y ofrecernos bienestar, como el Ayuntamiento, no atienden debidamente. ¿A dónde iremos a dar, si nos negamos a ver estos problemas? ¿Qué hacer para que nuestras autoridades los atienda y resuelva? ¿O, si ya perdimos la esperanza en las instituciones por su pudrimiento, y en los políticos por su corrupción, qué debemos hacer?
De la propaganda: pasión por Juchitán, utilizada por el PRI en la campaña pasada, quedan los botes de basura, el ímpetu inicial del presidente se estrelló en la pared de la ignorancia e ineptitud de sus regidores, y se redujo en buenas intensiones. ¿Habrá perdido el municipio juchiteco otro trienio más sin beneficio alguno?
Allá en Egipto, en Italia, en España, en Chile y en muchos otros países, los jóvenes han salido a la calle a exigir justicia, y a decirnos que es tiempo de organizarnos. La indignación en el mundo ante la falta de respuestas a las necesidades más elementales, empuja a la movilización y a la construcción del poder ciudadano. ¿Aquí vamos a desdeñar tales experiencias? ¿Y los jóvenes juchitecos, qué dicen?
Que nadie se quede en la desilusión y en el conformismo, hay qué hacer algo, tal como lo expresó en un poema mi amigo Enedino Jiménez: Zapoteco. / ¿Quién te levantará del sitio donde te hallas/y te brinde cuidados como al niño recién nacido/para sumar valía en su crecimiento?/
/ ¿quién llenará de ti su palabra/como se llena de agua la olla de barro/para refrescar el corazón de los sedientos?/
/quienquiera que sea, zapoteco, /no vendrá de pueblo ajeno/Tu misma gente dará aliento a tu existencia/Yo caminaré satisfecho la ruta que tú lleves.
Guidxiguiéquichi, Lulá. Beeu bixhono, iza 2011.