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Periodistas del New York Times podrán utilizar IA de forma legal
México, D.F, 16 de agosto del 2011(Quadratín).- El ex presidente Vicente Fox ha padecido toda su vida una enfermedad crónica: la verborrea.
Ha sido congruente toda su vida política porque nunca ha caído en la tentación de quedarse callado y da la impresión de que no ha tenido momentos de reflexión.
Lo malo es que tanto sus palabras como sus actos han tenido consecuencias. Tienen razón quienes creen que gracias a su espontaneidad logró conectarse con el pueblo en su antipriismo y resultó electo Presidente de la República, cargo que ejerció a su plena capacidad: hablando y hablando, como él mismo ha dicho textualmente bla bla bla.
Ningún otro mandatario en la historia mexicana tuvo el respaldo y la oportunidad que Vicente Fox tuvo a su alcance. Pero su superficialidad, falta de formación y ausencia de noción de Estado hicieron que su sexenio no fuera el del cambio, sino que perdió la oportunidad política y social.
Hace seis años Vicente Fox intentó imponer como su candidato a la presidencia de la República, primero en el PAN y luego en las elecciones, a Santiago Creel Miranda, un panista con una carrera consistente y sin brillo. Con buena presencia, apellido de abolengo, pero poco contenido.
Su principal promotor e impulsor es, otra vez, Vicente Fox, quien primero advierte la amenaza de que el PRI recupere la Presidencia de la República para luego aparecer, en una foto periodística, frente a un comal lleno de tortillas.
Vicente Fox sabe que lo auténticamente suyo son las campañas electorales, en las que es necesario traer la lengua suelta. Eso impresiona mucho mediáticamente.
En el PAN y en el gobierno del presidente Felipe Calderón se sabe que el activismo electoral de Vicente Fox será más destructor que constructor, por varias razones.
La primera, porque es un ex presidente que no puede permanecer callado. Segundo, porque su activismo favorece abierta y contundentemente a uno de los precandidatos y tercero, porque se convierte en detonante de conflictos político-partidistas.
El ex presidente habla y habla como si en sus manos no hubiera tenido la oportunidad de cambiar todo por lo que ahora señala. No le alcanzan los argumentos ni siquiera para explicar porque su sexenio, en vez de ser el de la oportunidad, se volvió en el período perdido.
Al interior del PAN Fox provocará una confusión mayor con su apoyo a Santiago Creel y sus denuncias respecto al peligro que vive el partido. No se necesita ser pitoniso para saber que su amenaza de que el PAN perderá la Presidencia, si no se ponen las pilas va generando una corriente de opinión nociva.
No se pueden pedir peras al olmo, igual que no se puede esperar responsabilidad y conciencia de alguien que para hablar es muy bueno, pero para los hechos, todo lo contrario.
El país ya está inmerso en la carrera por la sucesión presidencial, aunque faltan todavía muchos meses. Es mejor ya pensar en quien puede venir, que sentarse a estas alturas a reconocer el pobre papel que la clase gobernante ha hecho en las últimas décadas. Eso obligaría a pensar y no estamos para andar en esas danzas.
Mejor vengan las frases huecas, los análisis sin contenido, los discursos vacuos.
Viva la superficialidad!!!