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Oaxaca, Oax., 12 de agosto del 2011(Quadratín).- Al ser las y los jóvenes quienes integran la cuarta parte de la población en Oaxaca, la directora general del Instituto de la Mujer Oaxaqueña, Anabel López Sánchez, le invito a considerar las alternativas de atención a sus inquietudes y necesidades en las distintas instituciones de gobierno, como lo es el IMO.
Lo anterior, porque que es en la juventud cuando ocurren varias de las transiciones más significativas en la vida de las personas, tales como el inicio de la vida en pareja.
Al respecto, detalló que de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2009 (ENADID) en Oaxaca dos terceras partes de las y los jóvenes son solteros, el 20 por ciento son casados y el 12 por ciento viven en unión libre, pero es el 38 por ciento de las mujeres jóvenes que se encuentran casadas o viven en unión libre.
Dichas cifras confirman las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres, incluso entre la juventud, lo que indudablemente representan desventajas y menores oportunidades el desarrollo de las mujeres y, en consecuencia, de la sociedad entera, dijo Anabel López.
Por ello, en el marco del Día Internacional de la Juventud, el Instituto de la Mujer Oaxaqueña instaló desde la mañana de este jueves un stand en el Pabellón Juvenil Oaxaca, tierra de Jóvenes ubicado en el Jardín El Pañuelito, en el que hasta el sábado a las 4:00 de la tarde se proporciona información detallada sobre los servicios que presta el Instituto, así como orientación psicológica y asesoría jurídica.
La funcionaría reconoció la convocatoria de la Comisión Estatal de la Juventud para participar en ambas actividades y estar en contacto con la población joven, ya que conforme al primer trimestre de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2010, de cada cien hombres y mujeres de 15 a 29 años, 30.1 por ciento asisten a la escuela; de éstas, el 31.5% son hombres y el 28.8% mujeres.
Otro tema de importancia y preocupación social es la violencia, particularmente la doméstica que afecta a la población en general, pero sobre todo a niñas y niños, mujeres, personas de la tercera edad y discapacitados.
La violencia que ejerce la pareja conyugal contra la mujer suele ser mucho más significativa cuando se trata de mujeres jóvenes. En 2006 en Oaxaca, el 45 por ciento de las 175 mil mujeres de 15 a 29 años casadas o unidas habían sido violentadas en los últimos 12 meses. En particular 50 de cada 100 mujeres de 20 a 24 años manifestó haber sufrido un incidente de violencia en ese periodo.
Según la Encuesta Nacional sobre Dinámica de las Relaciones de los Hogares 2006 (ENDIREH) son objeto de violencia emocional 35.5 por ciento de las mujeres jóvenes. Este tipo de violencia incluye menosprecios, amenazas, prohibiciones y amedrentamientos.
Además, el 21.8 por ciento sufre violencia de tipo económica porque la pareja le reclama cómo gasta el dinero, no le da gasto, se gasta lo que se necesita para la casa o le prohíbe trabajar o estudiar.
Otro 13.7 por ciento señaló haber sido víctima de algún tipo de violencia física, como empujones, patadas, golpes con las manos o con objetos y agresiones con armas; y 4.9 por ciento tuvo algún incidente de violencia sexual por parte de su pareja.
La directora del IMO señaló que a la par de la violencia de género entre las mujeres jóvenes, el embarazo adolescente es otro tema preocupante porque el riesgo de mortalidad materna aumenta en un 60 por ciento en adolescentes embarazadas.
Del total de mujeres de 15 a 19 años censadas en Oaxaca por el INEGI durante el 2010, 11.8 por ciento reportó haber tenido descendencia, este porcentaje aumenta a 59.3 por ciento en las jóvenes de 20 a 29 años y supera el 89% en las mujeres de 30 años y más.
Consideró que pese a la coyuntura actual crítica no solo de Oaxaca y el país, sino en el mundo entero y dada la recurrencia de crisis económicas internacionales, la falta de empleo, la inseguridad, entre otros temas inquietantes por sus consecuencias de corto, mediano y largo plazo sobre el desarrollo nacional, el momento actual es propicio para la inversión en acciones públicas orientadas hacia la juventud.
Para ello es necesario reconocer las necesidades especificas de las y los jóvenes, teniendo en cuenta que no se trata de un grupo homogéneo, sino que incluso al interior de esta población, las diferencias de género, generación, origen étnico y estratificación socioeconómica, pesan de manera notable en su comportamiento demográfico y, en última instancia, en su desarrollo.