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Oaxaca, Oax. 12 de marzo 2011 (Quadratín).-De las 93 reclusas que purgan condenas en la Penitenciaría Central de Ixcotel, en Oaxaca, la mayoría está por delitos contra la salud, incidencia que ha superado al homicidio, el delito por el que hasta el año pasado se había registrado el mayor número de casos.
Nancy Rosales Palacios, encargada del área femenil de la Penitenciaría Central, explica que las mujeres que se han visto involucradas en este tipo de delitos tienen la característica de no saber el contenido de los paquetes con los que han sido encontradas.
La segunda característica es que algunas mujeres fueron involucradas con el esposo, aunque aducen no saber a qué se dedicaban sus cónyuges o parejas. En el área femenil del reclusorio han cambiado algunas reglas. Casi en su totalidad son atendidas por mujeres y sus áreas se conservan en mejores condiciones que el de la población varonil.
Ellas mismas participan de la conservación de sus áreas, comentó Rosales Palacios, quien menciona también que la visita en esta área es menor pues los familiares optan por el cuidado a los hijos de las reclusas en vez de ir a visitarlas.
El Día Internacional de la Mujer fue para muchas de estas mujeres un día como cualquier otro, sin nada que celebrar. Ni idea tenía qué es ese día, dice María Eugenia Ruiz Galdamez, quien está sentenciada a diez años por el presunto traslado de enervantes.
Como ella, otras mujeres que conviven en el penal, fueron utilizadas para el envío o traslado de alguna droga, principalmente marihuana. La mayoría son personas de escasos recursos, que las ocupan como mulas o burreras, es decir, las que llevan consigo paquetes con substancias prohibidas por la ley, dice Nancy Rosales.
La responsable del área femenil considera que la alta incidencia en la comisión de delitos contra la salud en mujeres es porque son susceptibles de incurrir en este delito. Antes el delito recurrente por el que llegaban las mujeres era el homicidio, pero de un año a la fecha, las procesadas que han ingresado son por delitos contra la salud, delito del fuero federal.
María Eugenia, quien lleva un año recluida en el Penal de Ixcotel, cuenta que la detuvieron con una maleta que contenía marihuana, pero ella no estaba en posesión de la misma y asegura que no llevaba consigo la droga.
La maleta que llevaba la droga no era mía, yo me dormí, ese fue mi error, y en un retén, el Ejército me detuvo, porque dicen que el chofer me vio hablando con unas personas que me entregaron la maleta, refiere.
De acuerdo con su expediente, la mujer llevaba consigo un kilo 800 gramos de marihuana, situación que no ha podido refutar. Todas las pruebas me acusan, pero esa maleta no era mía, reitera. A diferencia de sus compañeras que son procesadas por el mismo delito, dice que cuando la detuvo el Ejército me trataron bien, hacía frío y me dieron cobijas, me dieron de comer.
Sus compañeras, algunas de las que han llegado en el transcurso de este año, han llegado con moretones que dicen que el Ejército se les ha dejado, se quejan de maltrato pero a mí me trataron bien.
Con 52 años, cuatro hijos y un cuadro de artritis reumatoide, María Eugenia asegura que no conoce la marihuana. Nunca he consumido ninguna droga, nunca he visto la marihuana, se me acusa de algo que no hice, pero el Juez Tercero encontró que era culpable.
Tampoco antes de su detención, dice, había pisado la cárcel ni siquiera para una visita. Sin embargo, tendrá que pasar el tiempo de su sentencia, pues a pesar de que apeló la misma, los delitos contra la salud difícilmente tienen reversa.
El director del Penal, Pedro Omar Ruiz Cruz, asegura que el trato a la comunidad femenil en el reclusorio es con total respeto a sus derechos humanos y que han procurado fomentar la sana convivencia con diversas actividades.
Yo leo o voy al taller, creo que me tocó en suerte estar en una cárcel donde nos tratan bien, porque dicen que hay otras muy feas, pero aquí todos son muy amables y nos tratan con respeto, dice María Eugenia, quien se dedicada a la supervisión en una empresa de limpieza en el Distrito Federal.
Aquí estamos en la gloria, considera la interna. Y es que desde su llegada, el director del Penal de Ixcotel puso en marcha algunas medidas específicamente para coadyuvar a reducir las quejas que había. Entre ellas, la asistencia de personal femenino para esta área y algunas mejoras para las internas que conviven aquí con sus hijos, en total ocho niños que crecen dentro de la Penitenciaría, al lado de sus madres.