Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
México, DF., 18 de febrero 2011 (Milenio).- Bastan las escenas de los porros de la sección 22 del magisterio de Oaxaca zarandeando a un efectivo de la Policía Federal y tirándole el casco; descubrir que la agredida era una mujer y que un miserable docente le da un puñetazo brutal en la mejilla, para suponer que el gobierno de Gabino Cué sabe bien lo que sucedió.
Pero quiere pasarse de listo:
Otra mujer, la comisionada de Derechos Humanos de Cué, Eréndira Cruzvillegas, tiene la cachaza de pedir, ¿a espaldas de su patrón?, la integración de un expediente para empezar a deslindar responsabilidades y evidenciar si hubo o no uso desproporcionado de la fuerza.
Que el gobernador no vea diarios ni televisión es de lamentarse (por él, claro), aunque pudiera haber alguna rara explicación.
Pero que ninguno de sus achichincles lo haga, no sólo es inexplicable, sino inaceptable.
Y peor que ni siquiera la madriza que le dieron al secretario de Seguridad Pública (Marco Tulio López Escamilla) hiciera que Cué impidiera a su cándida Eréndira cometer la estupidez de dejarlo a él, al gobernador, como compinche de los pandilleros.