Día 22. Palacio perdió dominio de la agenda de la crisis
Oaxaca, Oax. 30 de enero de 2011 (Quadratín).- Primero fue Túnez, siguieron Egipto y Yemen. El motivo de las rebeliones: inconformidades políticas que sacudieron a la región, extendiendo sus repercusiones al plano geo económico.
No anda errado quien cree en el comportamiento cíclico de la historia, ni aquellos que consideran como Benedetto Croce a la Historia como hazaña de la libertad. Los derechos fundamentales fueron naturalmente el origen y entre ellos los que condensa un valor tratado desde siempre por sabios y filósofos: la libertad.
Eduardo J. Couture aconseja tener fe en el derecho como el mejor instrumento para la convivencia humana, en la justicia como destino normal del derecho, en la paz como sustitutivo bondadoso de la justicia, pero hace especial hincapié en la libertad sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz.
El bono demográfico ha pesado también en esta región del mundo y los jóvenes dotan de fuerza a este tipo de movimientos. La frase de Salvador allende -recién conmemorada la destrucción y toma del Palacio de la Moneda en Chile- cobra especial vigencia: Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción.
Hoy como hace poco más de 50 años la historia se repite y jóvenes se lanzan a las calles enarbolando estandartes de libertad. México y Francia fueron en aquellos tiempos los casos más representativos; hoy aquellas tres naciones liberan un grito contra las dictaduras en países donde los más, siempre tienen lo menos. Generaciones ilustradas, clasemedieras y combativas exponen el físico, pero atesoran sus elementales prerrogativas para construir la realidad que desean.
México no escapa a ello y los gobiernos en todos sus órdenes, deben poner sus barbas a remojar. Con realidades muy diferentes, nos une el bono.
Con poblaciones que rondan la mitad de jóvenes, son sociedades cautivas de las aspiraciones de este grupo de edad. El presente impuesto no les satisface y la razón crítica se instala como filosofía del presente deseado.
Sobran ya, jóvenes encasillados en la gestión de sus propios problemas. Por ello juventud no es ya un valor, sino un estigma. El joven en nuestro medio está condenado a asumirse como tal, para no mezclarse en asuntos de la gente adulta. La juventud de nuestro tiempo parece una reencarnación de la juventud de hace 50 años: más crítica, informada e interesada cada vez más con los asuntos comunes, públicos.
Más inmersos aunque les lastime el término- en política. Es como alguien cantó: LA NOSTALGIA DEL FIN DE SIGLO que se ha extendido diez años más.
No es por eso fortuito que en los cuestionarios que se hacen circular para medir las preferencias electorales en México rumbo a 2012, se pregunte de inicio ¿Cuál es el principal problema de México?, ni casualidad que una de las primeras opciones como respuesta sea: LA FALTA DE OPORTUNIDADES PARA LOS JÓVENES.
La edad tiene que dejar de ser un estigma porque, a fin de cuentas, existen muchos jóvenes con muchos mayores méritos y más capacidad para desempeñar responsabilidades públicas, que los adultos que en la actualidad las detentan.