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De la misma manada
Oaxaca, Oax. 28 de enero 2011 (Quadratín).- La agenda de la LXI Legislatura puede tomar la forma de un quesillo si la Junta de Coordinación Política, la presidencia de la Mesa Directiva y la Comisión Permanente de Estudios Constitucionales no trazan desde ahora un mapa de ruta que les permita con la suficiente anticipación someter a una cuidadosa revisión y al necesario debate público el proyecto de Reforma Política presentado por el gobernador Gabino Cué el primero de diciembre del 2010.
Los cinco ejes estratégicos que sustentan el proyecto requieren en forma ineludible de una revisión de forma y fondo de los legisladores pero sobre todo del análisis y opinión de expertos en la materia, pues el proyecto en sí no es exhaustivo en sus consideraciones generales y específicas y tampoco profundiza lo suficiente en la argumentación de cada uno de los ejes temáticos, a saber: nueva relación entre el poder legislativo y el poder ejecutivo; fortalecimiento del poder judicial, autonomía de los órganos electorales, instauración de mecanismos de democracia directa y una nueva gestión pública responsable con orientación social.
En la misma exposición de motivos de la iniciativa de ley se subraya que Oaxaca cuenta con un marco constitucional que debe ser revisado por la representación soberana del Congreso con el mayor cuidado posible con el fin de de construir nuevas instituciones.
Uno de los objetivos de la reforma gabinista es sentar las bases para la creación de nuevas figuras y procesos que harán del poder público un poder institucional acotado, equilibrado, fiscalizado y con los incentivos apropiados para cooperar entre sí.
Llama la atención que no obstante que se dedican dos cuartillas para repasar las experiencias exitosas de gobiernos de coalición en Chile y Brasil no se establece ninguna conclusión ni propuesta específica para un gobierno de alternancia como el de Oaxaca. Se reconoce que estas experiencias han pluralizado el ejercicio del poder y fomentado una comunicación fluida entre los poderes públicos y las diversas fuerzas políticas, pero solo entre líneas se puede concluir que un modelo de ésta naturaleza sería lo ideal para promover y fortalecer la gobernabilidad en nuestra entidad.
Algo similar ocurre cuando se detallan los objetivos del eje tres relativo a la autonomía de los órganos del Estado. Se proponen a nivel general reformas a una serie de artículos constitucionales para reestructurar el funcionamiento y los procesos de selección de los integrantes de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos y el Instituto Estatal Electoral.
En éste último caso para justificar su transformación en Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana solo se señala que el órgano electoral ampliaría sus facultades para poder organizar e implementar los procesos de consulta pública derivados de los mecanismos de democracia directa (referéndum, plebiscito, revocación de mandato, etc.).
En el eje cinco – Una nueva gestión pública responsable, con orientaciónsocial-, se propone incorporar al texto constitucional los principios de austeridad y planeación para evitar despilfarros y gastos superfluos. Se hace incapié en la necesidad de que un ejercicio responsable del gasto público debe ir acompañado de la austeridad y la eficiencia así como en la necesidad de adicionar también a la Constitución el principio de Evaluación y Control de Confianza para los servidores públicos. Sin embargo, pese a su importancia, a este eje sólo le dedican cuatro párrafos.
Pocos pueden poner en duda la necesidad y trascendencia de impulsar una reforma política en Oaxaca y de eficientar y devolverles credibilidad social a las instituciones, pero por su importancia cada una de las propuestas contenidas en la iniciativa de ley enviada por el gobernador Gabino Cué a la LXI Legislatura deben ser estar sujetas a una revisión profunda por parte de académicos, líderes de opinión, líderes políticos y sociales, especialistas y, por supuesto, de los legisladores. Es probable que lo que resta del primer período ordinario de sesiones del Congreso resulte insuficiente para agotar la agenda de análisis y debates de cada uno de los temas, pero será preferible continuar y concluir los trabajos en un período extraordinario que proponerse aprobar todo el paquete de un plumazo y en el menor tiempo posible. Recurrir a ésta última vía puede significar no entrar al fondo de los temas y aprobar con prisas un paquete de reformas diseñadas para democratizar la vida política de Oaxaca. Nada menos y nada más.