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Rosy Ramales/ Oaxaca, Oax. 5 de enero de 2011 (Quadratín).- Desde la noche, cientos de personas llegaron hasta las calles adyacentes del Palacio de Gobierno para ganar uno de los primeros lugares para acceder a la audiencia pública programada este miércoles por el gobernador Gabino Cué, cual regalo de Reyes Magos al pueblo. Uf, ¡una audiencia-ton! De ocho de la mañana a ocho de la noche.
La noche previa eso parecía plantón magisterial: Casas de campaña, anafres, café caliente y gente acostada sobre las banquetas con todo y su monitor de tv Claro, era apremiante enlistarse entre las 150 audiencias. De lo contrario habrá que esperar al miércoles siguiente o al próximo sexenio en caso de que Gabo se arrepienta y suspenda la audiencia-ton.
En realidad la ciudadanía desconocía la dinámica para las audiencias. ¿Esperarían detrás de las vallas de acero a ser llamados conforme se hubiesen formado? ¿Tendrían que hacer cita al amanecer con el guardia de la cerca? ¿Habría paso libre y entrarían al Palacio de Gobierno para sentarse en sillas dispuestas ex profeso? Lo ignoraban. Sin embargo, intentaron dormir a pesar del feliz insomnio porque al fin podrían hablar con el gobernador después de más de un mes de haber asumido el mandato y sufrido el secuestro de su desordenada burbuja. La burbuja ulisista cuando menos era disciplinada.
La fría sonrisa de la aurora invernal despertaría muy temprano a la muchedumbre que frenética trataba de brincarse las vallas de acero mientras del otro lado contingentes policíacos formaban otra cerca humana. Momento ciudadanía, el gobernador recibirá a todos y a los que no pueda atender, los atiendo yo, les explicaba sonriente, pero en voz muy alta, Benjamín Robles Montoya.
En eso estaban cuando le avisaron que por las calles que desembocan al zócalo se aproximaban varias marchas de manifestantes de distintas filiaciones, pues algunos jefes aliancistas han descuidado a sus huestes y otros, los han acicateado para extorsionar a su propio gobierno. No les basta el sueldo. Aunque los inconformes en su mayoría eran priistas.
Benjamín se cruzó de brazos así como cuando posó para una revista y le preguntó a Irma Piñeyro, Secretaria General de Gobierno: ¿Ya estas lista? Ya, tengo dispuestas varias mesas para atender a los grupos que ordene el gobernador, apresuró la panalista a quien Robles le aclaró: No, pregunto si ya estas lista con el equipo de bomberos y los gases lacrimógenos para disuadir a estas turbas. Irma acató la orden y se sumió en sus pensamientos sin percatarse que alguien había puesto piedras sobre el corredor.
La muchedumbre empezó a ingresar al Palacio de Gobierno en grupos de veinte en veinte. Los demás aguardaban tras las vallas de acero comiendo alguna torta estilo kioko (con una sola rebanada de jamón del más barato), que les pasaron edecanes. Claro, Gabo ordenó repartir baguetes bien preparado. Pero con eso de la austeridad solo alcanzó para lo otro.
Los delegados del Gobierno Federal llegaron muy temprano. Entre ellos, Esteban Ortiz Rodea de la SEMARNAT; Huberto Aldaz, de la Sedesol; Cony Rueda, de la CDI; Lupita González, de la ST, y
Álvaro Jarquín Rojas, de Conagua. Se presentaron a cumplir después de haber liberado casi todo, debido de un acuerdo de colaboración entre el gobierno estatal y el gobierno federal. Los invitaron como si fuesen funcionarios del gabinete de Gabo; o sea, casi ordenándoles presentarse sin ex cusa ni pretexto.
Te lo dije, se decían entre sí, molestos por el trato que les daban. Ni sillas les pusieron. Incluso, en el organigrama del Consejo Estatal Agrario próximo a instalarse consideran a los delegados en una pirámide en la cual dependen del gobernador y no del presidente Fele Calderón. Debía ser un consejo bipartita. ¿O sea que trabajaremos para Marcelo Ebrard y no para el candidato del PAN?, preguntó uno ellos cuando se sentaba sobre la escalera que conduce a la planta alta de Palacio de Gobierno. Claro, eso es un poco lo de menos. Lo demás sería cómo los delegados federales cumplirán compromisos del gobierno estatal asumidos en la audiencia-ton bajo normatividad distinta.
En fin. Hicieron de tripas corazón. Tampoco se podían pelear en plena etapa de experimentación estatal rumbo al 2012, sin que ello les signifique dejar solo a Calderón. Precisamente por eso fueron vestidos de azul panista.
Para entonces, alguien le preguntaba al comisionado para el conflicto triqui, Arturo Baimart, si había disfrutado su viaje a California. Qué afortunado. Vacaciones al inicio del sexenio mero cuando los indígenas de aquella región estaban a punto de enfrentarse nuevamente. Aunque Víctor Raúl Martínez había sugerido que columnistas de diarios de circulación nacional se encargaran de difundir la existencia de la paz en los triquis.
En otra mesa, atendiendo a los grupos que le enviaba el gobernador, después de hablar con éste, estaba Fausto Díaz, Secretario de Desarrollo Municipal. Trajeado, muy atractivo. Pero eso sí, bien distinto del Fausto sencillo y carismático. El grupo del municipio X le explicó haber hasta armas.
Y el doctor en sociología los escuchó con toda paciencia para al final preguntar: ¿Y eso como lo resolvemos?
Mientras, distintos contingentes de manifestantes casi burlaban las vallas de acero y de polizontes para poder llegar hasta donde el mandatario atendía las audiencias públicas junto con los funcionarios de su gabinete, a quienes ya les andaba por concluir la audiencia-ton a fin de irse a los portales a tomarse su cafecito y a platicar sus hazañas del día sin importarles que el gobierno de Gabo esté proyectando la viva imagen de la desorganización.
(Esta es una crónica imaginaria. Confiemos en que la audiencia pública se desarrolle con éxito y en toda calma).