Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
Oaxaca, Oax. 19 de noviembre de 2010 (Quadratín).- El investigador Jonathan Davidson estableció que la ansiedad no sólo afecta negativamente al espíritu y potencial del ser humano, sino también la habilidad de cuidarse a sí mismo en mente y espíritu. Por eso es importante saber cómo tratar a la paciente durante un proceso de enfermedad, en este caso el cáncer.
Ésta, según varios autores, es una reacción normal y adaptativa ante situaciones que representan algún peligro o incertidumbre, alterando la estabilidad del individuo; con el fin de prepararse para enfrentar adecuadamente el evento estresante.
En el asunto que nos ocupa, la ansiedad puede aparecer en el momento de someterse a un estudio de detección (mastografía, papanicolau y biopsia entre otros), al recibir el diagnóstico, al estar bajo tratamientos oncológicos y a todos los cambios y pérdidas que implica la enfermedad en sí.
En algunos casos, la ansiedad llega a tener niveles de intensidad muy altos y prolongados en el tiempo, lo que puede afectar el bienestar psicológico, familiar, laboral y social; incluso llegar a interferir en sus tratamientos oncológicos a través de reacciones fisiológicas como vómito, diarrea o resistencia a asistir al tratamiento.
La ansiedad puede manifestarse con alguno de los síntomas siguientes: temblor de cuerpo, agitación, sudoración, tensión muscular, sensación de ahogo, taquicardia, preocupación, dificultades para concentrarse; además puede causar cambios en el sueño y/o en el apetito, así como incrementar la sensación del dolor; todo ello interfiere indudablemente en la calidad de vida, tanto de la persona enferma como de sus familiares.
Estos niveles de ansiedad pueden aumentar o disminuir durante el proceso de la enfermedad oncológica y varían en cada persona. Los síntomas de la ansiedad se acentúan cuando hay poco apoyo familiar y social, por la gravedad del cáncer y en aquellos que han presentado previa y repetidamente estos síntomas ante situaciones conflictivas en su vida.
Existen diversas técnicas que pueden ser útiles para disminuir y controlar dichos síntomas, se enlistan a continuación, junto con un ejercicio de respiración sencillo que presenta J. Holland y S. Lewis 2003 en su libro La Cara Humana del Cáncer:
Cerrar los ojos, respirar profundamente por la nariz contando hasta uno. Soltar el aire despacio por la boca contando hasta uno. Hacer lo mismo pero contando hasta dos, así sucesivamente hasta llegar a cinco y de regreso hasta volver a llegar uno.
Si siente que le falta el aire o no puede llegar hasta cinco, no se fuerce, pare y cuente hasta el número en el que se sienta cómodo. Puede imaginar mientras cuenta: Un lago, un bosque, la playa, una montaña o lo que a usted le haga sentir tranquilo y luego soltar el aire.
Obtener información acerca del padecimiento del cáncer y de sus tratamientos. Se recomienda generar una relación de confianza con su médico y aclarar todas sus dudas al respecto con éste.
Resolver por partes la problemática. Por ejemplo, si le preocupan todos los tratamientos que requerirá, enfocarse en primera instancia al primer tratamiento enlistando lo que le inquieta del mismo y preguntarlo al médico. Una vez que lo haya finalizado, hacer lo mismo para el tratamiento que sigue. Comentarle a su médico como se siente y si presenta ansiedad para que lo refiera a un especialista.
Asistir a ayuda psicológica, de preferencia especializada en el trato a pacientes con cáncer (psico-oncólogos, psicólogos, tanatólogos, quienes generalmente encuentran en hospitales, centros de salud y centros oncológicos).
Buscar en su comunidad grupos de apoyo para pacientes con cáncer y participar ellos.
Llevar un diario emocional, dónde anote diariamente como se siente con enfermedad. Recuerde escribir todas las emociones y pensamientos al respecto.
Practicar algún tipo de deporte previa autorización de su médico.
Hablar con gente de su confianza acerca de la enfermedad y lo que le preocupa.
Rodearse de sus seres queridos usando por ejemplo los abrazos, las palabras aliento y la compañía. El amor puede convertirse en su mejor arma.
En caso de que la ansiedad no disminuya en el transcurso del tiempo, a pesar de que con los tratamientos se lograra controlar el avance del cáncer y por consiguiente haya mejorado, así como cuando los niveles de ansiedad afecten notablemente la calidad de vida y sus actividades diarias y ninguna de las técnicas anteriores le haya servido, coméntelo con su médico para que se valore la posibilidad de administrarle algún medicamento ansiolítico.
Recuerde que existen maneras para llevarlo mejor, no sufra en silencio, hable de cómo se siente sin miedo a ser juzgado, estos síntomas son totalmente normales.