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Oaxaca, Oax. 04 de septiembre de 2010 (Quadratín).-Una llovizna pertinaz que a veces apretaba acompañó este sábado las honras fúnebres del diputado federal Guillermo Zavaleta Rojas, fallecido la víspera en un trágico accidente de aviación, cuando se dirigía a una reunión con diputados y concejales electos del Partido Acción Nacional (PAN), en Huatulco.
Poco a poco las numerosas coronas de flores inundaron con su untuoso aroma el velatorio en que familiares, amigos y conocidos, acompañaban por última vez al cuerpo de quien fuera diputado local en la LIX legislatura, regidor del Ayuntamiento capitalino en el 2008, e integrante de diversas comisiones en la actual legislatura federal.
Dirigentes de partidos políticos, sus compañeros del PAN, hombres y mujeres de diversas edades, llegaban a la funeraria donde sus parientes recibían el pésame.
Ahí en medio del ambiente cargado de pesar, el Senador Santiago Creel Miranda elevó una oración, palabras de recuerdo al amigo; tu espíritu prevalece, pervive entre nosotros, tu espíritu indómito, generoso, activo, está presente el día de hoy, le dijo. Y siguió: Queremos honrar, en tu memoria, el legado de compromiso con los tuyos, con tu estado, con tu gente, un legado que nos hace ver que se pueden sortear las condiciones y circunstancias más difíciles para poder lograr el cambio.
El nudo en la garganta, unas lágrimas furtivas, los ojos enrojecidos a fuerza de detener el llanto que luchaba por salir, tensaron el hilo de las almas que acompañaban a Guillermo Zavaleta, en su penúltima estación, en la colonia Reforma, apenas a unos pasos de la sede de su partido, el PAN, sobre la calzada Manuel Ruiz.
Con esa tensión anudada, la coordinadora de la bancada panista en la Cámara de Diputados federal, Josefina Vásquez Mota, retomó el camino de las palabras doloridas para hablarle a Guillermo, a Memo, al hombre que se puso el overol y anduvo camino arriba, camino abajo, en las luchas previas al cuatro de julio pasado. A un lado retenía el llanto un amigo muy querido para Zavaleta, el diputado Javier Corral que tantas batallas emprendieron juntos.
Josefina dirigió su mirada al féretro cubierto con la bandera panista, vio el retrato donde un sonriente Guillermo parecía devolverle la mirada y le dijo con voz baja, pausada, hablándole a un viejo amigo y compañero:
Te queremos agradecer por tu sonrisa, por querer tanto a Oaxaca, frente a todos, contra todos, tener la fe en que Oaxaca iba a lograr sus sueños, los sueños de cada oaxaqueño; pocas veces te vimos tan radiante como en estos días; tu pasión, tu amor por Oaxaca, era incansable.
Tal vez las flores soltaron más su aroma cuando le expresó: Vamos a extrañar tu manera de reír, te vamos a extrañar, nos harás mucha falta.
Luego de entregar sus condolencias a los familiares de Guillermo Zavaleta, de intercambiar sentidas palabras con los amigos comunes, Gabino Cué, el gobernador electo, reconocería esa pasión para impulsar el cambio, era un hombre entusiasta, un hombre comprometido, con una fuerza y entusiasmo importante, su capacidad de diálogo para logar acuerdos, su capacidad de trabajo.
Afuera la lluvia seguía hablando de tristezas.