Economía en sentido contrario: Banamex
Oaxaca, Oax. 15 de julio de 2010 (Quadratín).- Una de las características del gobierno de Ulises Ruiz fue ver a los ciudadanos solo como entes electorales. Como regla, las políticas públicas se aplicaron en función del rédito electoral, del número de votos que se podían captar con los programas gubernamentales y no por su impacto social y económico.
Con la alternancia esto debe cambiar. En adelante lo que debe prevalecer es el bien común, el interés social sobre el interés político, grupal y burocrático de los gobiernos estatal, municipales y los partidos políticos.
Pretender reproducir la vieja cultura política de que una vez concluida las elecciones hay que olvidarse de los ciudadanos sería un grave error, pues éstos tienen otros derechos políticos y sociales que trascienden lo meramente electoral.
Y ahora más que nunca deben hacerlos valer. Por eso mismo no deja de llamar la atención que, ya con el triunfo en la mano, entre algunas expresiones partidistas que integraron la CUPP así como en los círculos cercanos a los ex gobernadores Diódoro Carrasco y José Murat, se dejen correr todo tipo de versiones que apuntan en el mismo sentido: el reparto de los principales cargos del gabinete a la vieja usanza, es decir, en función de amistades, cuotas partidistas o compromisos políticos concertados durante la campaña.
Por ejemplo, con la discreción que lo ha caracterizado, ya el exgobernador José Murat comenta en círculos de amigos que el próximo Secretario de Economía será Celestino Alonso. O la versión que corre en círculos diodoristas que el talentoso abogado Roberto Pedro Martínez ya está amarrado.
No se quiere entender que aún en el supuesto de que el ahora gobernador electo Gabino Cué hubiese suscrito tales compromisos, bajo las nuevas condiciones sociales y políticas de Oaxaca será necesario e indispensable pasar por el polígrafo ciudadano.
Cada aspirante, cada candidato a ocupar una secretaría u otro cargo de primer nivel deberá ser evaluado no solamente en sus capacidades personales y profesionales sino también en su conducta pública y privada. Tal vez hasta apegarse a un código de ética que ya durante la campaña electoral Gabino Cué lo hizo: declaración patrimonial de bienes y prueba del polígrafo, por principio.
En el triunfo electoral del candidato de la CUPP influyeron muchos factores, desde la división de la clase política priísta, la popularidad de Gabino Cué, el proselitismo que en forma desigual desarrollaron los partidos coaligados, hasta el activismo del presidente Felipe Calderón, pero lo que no debe perderse de vista es que quienes se constituyeron en el facto determinante para la victoria de Cué y los candidatos a diputados y concejales de la CUPP fueron los ciudadanos: de un total de un millón, 464 mil, 237 de electores que acudieron a las urnas, votaron a favor del candidato a gobernador de la CUPP y 613 mil 651 por el candidato de la alianza PRI-PVEM, Eviel Pérez Magaña.
Por eso, el primer compromiso del nuevo gobierno debe ser con el pueblo de Oaxaca, con los oaxaqueños de todas las clases sociales que esperan mucho de Gabino Cué, que lo que menos desean es que se foxilice y que siguen y estarán muy atentos a lo que desde ahora haga y deje de hacer para cumplir sus compromisos de campaña.
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