La Constitución de 1854 y la crisis de México
Oaxaca, Oax. 25 de marzo de 2010 (Quadratín).- La guerra que libra el crimen organizado por el control de las plazas alcanzó ya a todas las entidades del país y a pesar de los esfuerzos del gobierno federal por contenerla cada día es más violenta.
Los sucesos registrados en las últimas semanas en la Cuenca del Papaloapan forman parte de esa escalada que libran las bandas del narcotráfico, no solo por el control de las rutas para el trasiego de drogas sino también por la venta al menudeo que cada día genera mayor dividendos.
El asesinato de 13 personas en Acatlán de Pérez Figueroa, entre ellos 6 policías y los recientes sucesos registrados en Tuxtepec en los que 6 personas perdieron la vida, son una señal de alarma para las autoridades y sobresalto entre los habitantes de la región.
Con anticipación habíamos comentado que las regiones del Istmo y de la Cuenca son lugares estratégicos para el tránsito de enervantes procedentes de centro y Sudamérica, pero también para la producción local.
Tan sólo en lo que va del año, el Ejército Mexicano informó de la destrucción de más de mil 800 plantíos de marihuana y amapola en territorio oaxaqueño y el decomiso de armas, vehículos y pertrechos entre los que se encuentran lanzagranadas y material de guerra.
Para enfrentar esta amenaza apenas hace unos días la Secretaría de Seguridad Pública reunió a los representantes de 21 municipios de los Valles Centrales para afinar estrategias de coordinación y acordaron, entre otras cosas, la instalación de más de 40 equipos de video-vigilancia en los municipios cercanos a la ciudad de Oaxaca.
Mientras tanto en la Comisión Nacional de Gobernadores se propusieron avanzar en la integración de mandos únicos de policías estatales para que todas las corporaciones policiacas, incluyendo las municipales puedan sumar sus esfuerzos para contener a la delincuencia común y al crimen organizado.
Sin embargo, todos los esfuerzos resultarían insuficientes sin un cambio de estrategia social. El narcotráfico crece, porque crece el consumo, los cárteles se nutren de jóvenes sin empleo o sin estudios que ven en el narcotráfico una moda y una manera fácil de ganarse la vida.
Hasta ahora queda de manifiesto que la respuesta policiaco-militar contra el crimen organizado no es suficiente, en los primeros meses de este año más de 2 mil personas fueron asesinadas o murieron en enfrentamientos con el ejército o las corporaciones policiacas.
Hace falta, más, mucho más. Como dicen los políticos, hace falta un nuevo pacto social contra el flagelo del narcotráfico.