Cortinas de humo
Oaxaca, Oax. 6 de marzo de 2010 (Quadratín).- La muerte súbita (política, por supuesto) del otrora hombre fuerte del régimen ulisista, Jorge Franco Vargas,no ha significado para nada, que ahora tengamos que observar en el círculo rojo del priismo oaxaqueño a dirigentes y legisladores dispuestos a dejar atrás la soberbia y el abuso de poder y, por ende, con la suficiente voluntad política para sustituir el improperio por el diálogo; el amago del videoescándalo por la aplicación de la ley; la mano dura por el trato respetuoso con sus adversarios políticos y la sociedad en general.
El chuckismo, como síntesis de la expresión más arcaica y autoritaria del priismo oaxaqueño, sigue vivo y ahora se encarga lo mismo en el nuevo jefe del Bronx parlamentario federal que en los desplantes de los funcionarios de primer nivel del Gobierno del Estado que vieron en Eviel Pérez Magaña no a la opción de transformación para su partido y para Oaxaca, sino al instrumento para preservar sus cotos de poder y negocios personales.
Con nuevos invitados y autoinvitados, esa burbuja que muchas veces definió el rumbo de la política ulisista, hoy ya ha empezado a trasladar sus vicios, corruptelas, impunidades, infidelidades y sus escasas virtudes como políticos y seres humanos al entorno del precandidato único del PRI a la gubernatura, Eviel Pérez Magaña.
En su entorno, tampoco han faltado empresarios oportunistas y rapaces que sexenio tras sexenio juegan con una, dos y hasta con tres opciones para así asegurar del nuevo gobierno contratos millonarios por obras y prestación de servicios de dudosa calidad.
Son las malas compañías de un precandidato que, a primera vista, no tiene cola que le pisen y ese es un activo que debe cuidar para obtener la plusvalía electoral que tanto necesitará para ir poniendo los pies sobre la tierra y convertirse en un candidato competitivo.
Por supuesto, no está todavía en sus manos tomar las principales decisiones sobre la integración de su equipo y las estrategias de campaña, pero flaco favor de hará su manager político si en su afán por acotarlo y someterlo a sus ritmos, tiempos e intereses transexenales, le arrima e impone a esas malas compañías en la estructura de la campaña.
En el otro lado de la acera, en donde el PRD, PAN, PC y PT trabajan a contrarreloj y en medio de una fuerte disputa cupular para definir los distritos y municipios en donde cada instituto político podrá tener mano para designar o elegir candidatos a diputados y concejales, tampoco están exentos de las malas compañías.
Son, indistintamente, algunos compañeros de viaje, amigos de la infancia, priistas inconformes, líderes de organizaciones clientelares, saltimbanquis y dirigentes de fantasmales organismos civiles que parecerían cortados con la misma tijera: no se suman por convicción, para luchar por la transición democrática, sino para condicionar su integración al compromiso de ser tomados en cuenta para algún cargo de elección popular o administrativo.
Estos sectores no suman ni multiplican, sino restan y dividen a la causa de un movimiento electoral, de un proyecto colectivo que se propone no solamente la alternancia sino avanzar hacia un nuevo orden social, económico y político totalmente diferente al que Oaxaca ha padecido con los gobiernos priistas.
Parecería que a estos personajes y organizaciones poco les importa si su pasado, su conducta pública, sus métodos de lucha o sus tratos en lo oscurito con el gobierno en turno pudieran provocar el rechazo ciudadano hacia las candidaturas de la coalición opositora. En el fondo, sus intereses personales y políticos no apuntan a un cambio de régimen sino a la perpetuación de sus clientelas y privilegios, ya con el PRI o, para no errar, jugando también con la oposición.
Sin embargo, en donde debieran ser más cuidadosos para escoger a sus aliados y amigos es en la coalición Unidos por la Paz y el Progreso porque, hasta ahora, es la fuerza electoral mejor posicionada en las preferencias de los ciudadanos oaxaqueños.
Pero una vez iniciadas las precampañas, los resultados de las encuestas, inevitablemente se moverán a favor o en contra del PRI, para fortalecer o debilitar a la coalición opositora.